En defensa del neoliberalismo
 

           

La  revolución del cangrejo
 

 
ADOLFO RIVERO CARO

El presidente Chávez anunció el lunes que nacionalizará los servicios eléctricos y de telecomunicaciones y que nada ni nadie podrá impedir una revolución socialista en Venezuela. América Latina, estimulada por sus petrodólares, está viendo una ofensiva revolucionaria dirigida a establecer dictaduras anticapitalistas. No es muy alentador. En esta misma época, el mundo está presenciando el espectacular crecimiento de economías tradicionalmente atrasadas. Irlanda se ha convertido en el segundo país más rico de Europa en los últimos veinte años. China y la India están viviendo una época de espectacular crecimiento económico. Sólo entre ellas han conseguido que, en un período relativamente breve, la pobreza haya disminuido sustancialmente en el mundo. Según el Banco Mundial, en 1990 había unos 375 millones de personas en China viviendo en extrema pobreza, con menos de $1 diario. En el 2001, había 212 millones y si se mantiene el mismo ritmo de desarrollo, para el 2015 sólo quedarán 16 millones.

Parecería elemental que nuestros políticos e intelectuales se preguntaran: ¿cómo se ha producido ese espectacular crecimiento? ¿Qué modelo de desarrollo se ha seguido en Irlanda, en China y en la India? ¿Habrá sido la eliminación de la propiedad privada? ¿Se tratará de la nacionalización de las empresas? ¿O será acaso de la planificación central de la economía? ¿Será el triunfo de Carlos Marx? ¿La reivindicación de la teoría del imperialismo de Lenin? Nada de eso. Todo lo contrario. El crecimiento económico más espectacular del mundo se está produciendo en China precisamente porque ha abandonado el modelo socialista. Vietnam está avanzando por la misma razón. El crecimiento de la India, por su parte, también coincide con el abandono de las políticas socialistas heredadas de Nehru.

Estamos entrando en una época de cambios sin precedentes, en otra revolución económica capitalista sólo comparable con la revolución industrial. El mundo se está convirtiendo, en la frase de Marshall McLuhan, en ''una aldea global''. De la misma manera como podemos intercambiar correos electrónicos con personas de cualquier país del mundo, también podemos intercambiar servicios y hacer negocios con ellas. Esto significa que la competencia por todo tipo de bienes y servicios se está intensificando cada vez más. Es un fenómeno incontenible, sin precedentes y para el que hay que prepararse.

México, por ejemplo, es un país de manufactura y mano de obra baratas. Sin embargo, pese a los acuerdos del Tratado de Libre Comercio y su proximidad geográfica, China ha reemplazado a México como el segundo exportador a Estados Unidos. Lo ha desplazado en áreas como piezas de computadoras, componentes eléctricos, juguetes, textiles, zapatos tenis y equipos deportivos. Increíblemente, muchas de las populares estatuillas de la Virgen de Guadalupe ¡se importan de China! En Egipto, durante las fiestas del Ramadán, los niños acostumbran llevar unas linternas, llamadas fawanis, que agitan mientras cantan canciones, y la gente les da caramelos y otros regalos. Las linternas, de fabricación artesanal, son metálicas y llevan una vela dentro. Ahora, sin embargo, la mayoría son chinas. Son más seguras porque son de plástico, no de metal, tienen luces eléctricas y un chip que les permite tocar canciones tradicionales. Y las hacen en 16 modelos distintos. Los artesanos mexican os y egipcios están perdiendo la competencia con las empresas industriales chinas. Y es una tendencia universal. ¿Le cuesta trabajo hacer su declaración de impuestos? En el 2005, las declaraciones de impuestos de unos 400,000 norteamericanos se hicieron en la India.

En estas condiciones, la principal tarea de los países en desarrollo es aumentar su competitividad en el mercado mundial. Hay que romper las barreras proteccionistas, vincularse decididamente con la economía mundial e invertir masivamente en la educación y la infraestructura. No hacerlo así es condenarse a un creciente atraso. Todos los años, China manda unos 84,000 jóvenes a estudiar en Estados Unidos. La India hace lo mismo. ¿Qué hace América Latina

La ofensiva revolucionaria en el continente indica que grandes masas encuentran insoportable el status quo y quieren un cambio, cualquier cambio. Cuidado. Si no conseguimos un enérgico crecimiento, esta insatisfacción va a ser aprovechada por los demagogos. La única forma verdadera de luchar contra la pobreza es mediante el crecimiento económico. No se trata de ayudar a sobrevivir mediante subsidios y ayudas, aunque estos puedan jugar un transitorio papel de emergencia. Se trata de estimular el espíritu empresarial y de ayudar a la gente a hacerse independiente del gobierno. No hay otra forma. Las empresas estatales son un fracaso. Si hubieran sido un éxito, la Unión Soviética, Cuba y todo el ex campo socialista serían grandes potencias económicas. No fue así. Durante un período experimental, que duró muchas décadas en muchos países distintos, ese modelo anticapitalista fracasó estrepitosamente. Tratar de revivirlo carece de toda racionalidad económica y social.

Chávez sabe perfectamente que su feroz oposición a Estados Unidos contradice los intereses de Venezuela. Sabe perfectamente que las nacionalizaciones y las políticas anticapitalistas van a empobrecer al país, como empobrecieron a Cuba y a todos los países socialistas. No le importa. Quiere imitar las desastrosas fórmulas económicas cubanas porque cree que le pueden garantizar el eterno poder de un Fidel Castro. Pero una revolución socialista sólo conseguirá atrasar a Venezuela. Será moverse hacia atrás. Chávez estará haciendo la revolución del cangrejo.

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