En defensa del neoliberalismo

 

Pulseando en Pekín

 



La declaración de Corea del Norte que anuncia su disposición a renunciar a su programa de armas nucleares ha sorprendido al mundo. Como dijera un terso cable de CNN: ''Casi tres años después de haber ordenado que los inspectores nucleares de Naciones Unidas salieran del país, Corea del Norte estuvo de acuerdo el lunes en renunciar a todo su programa nuclear, incluyendo las armas, según una declaración conjunta de las seis partes que han estado discutiendo el problema en Pekín''. Las seis partes son Corea del Norte, Corea del Sur, China, Japón, Rusia y Estados Unidos.

Es difícil exagerar la importancia de lo que está en juego. Es una opinión casi universal que las pretensiones nucleares de Irán y Corea del Norte son las principales amenazas a la paz mundial. Corea del Norte es una dictadura totalitaria y hereditaria cuyo único interés es perpetuarse en el poder. Su gobierno rehúsa concederle a su pueblo la mínima libertad de alimentarse por sus propios medios. Teme que esto le haga perder su absoluto control sobre el mismo. De aquí que, entre otras infamias, haya recurrido al chantaje nuclear para obligar a otros países a que lo mantengan. Esto no es nada nuevo para los cubanos: Fidel Castro lleva muchos años haciendo algo parecido.

Cuba pudo sobrevivir porque la Unión Soviética la mantuvo durante cuatro décadas. A Corea del Norte la ha estado manteniendo China. China veía con satisfacción que Corea del Norte le creara problemas a Estados Unidos. Japón, por su parte, estaba comprometido con una política exterior pacifista.

El problema es que Corea del Norte necesitaba que sus amenazas fueran tomadas en serio. Su comportamiento fue tan agresivo y estridente que lo consiguió. Japón, la segunda potencia industrial del mundo, no iba a permitir que su antigua colonia fuera a chantajearla. Fue por eso que, aunque de manera muy renuente, el gobierno japonés ha tenido que empezar a considerar la necesidad de prepararse militarmente. A diferencia de Corea del Norte, producir armas nucleares no representa ningún problema técnico ni económico para Japón. El problema es político: el pueblo japonés rechaza enérgicamente cualquier actitud imperialista o militarista. Pero el pueblo japonés no es irracional y comprende la realidad de una amenaza militar. No mete la cabeza en la arena como Corea del Sur, típica avestruz socialista. De aquí que el gobierno de Jonichiro Koizumi haya estado tomando discretas pero serias medidas para protegerse de las amenazas de Corea del Norte.

Para China, esto cambia radicalmente la situación. Una cosa es crearle problemas a Estados Unidos y hacer parecer débil a Japón, y otra es enfrentar la posibilidad de un Japón con armas nucleares. El juego de Corea del Norte ha ido demasiado lejos. No cabe duda de que el presidente Bush discutió este problema con Hu Jintao, el primer ministro chino, cuando éste visitó Nueva York la semana pasada. Bush tiene que haberle expresado a Hu Jintao su pesar porque Corea del Norte fuera a obligar al gobierno japonés, que de manera tan abrumadora ganó las últimas elecciones, a invertir sus vastos recursos en tecnologías de destrucción. Es probable que Jintao haya estado de acuerdo y le haya citado a Confucio: ''El comercio es mejor que la guerra''. El Presidente puede haberle respondido que eso estaba muy claro y que de confuso no tenía nada. Es elocuente que el acuerdo de desarme de Corea del Norte se haya firmado en Pekín, apenas una semana después. Obviamente, esto puede ser una enorme victoria política para el presidente Bush. ''Es es un maravilloso paso adelante'', dijo, ``pero ahora tenemos que verificar que suceda''.

La desconfianza del Presidente es comprensible. Corea del Norte ha mentido en el pasado. No sólo eso. Al otro día de firmar el acuerdo, advertía que mantendría sus armas si Washington no le proporcionaba una planta nuclear para objetivos civiles. Inmediatamente, Estados Unidos y Rusia hicieron una declaración conjunta afirmando que las partes debían cumplir sus compromisos. China dijo lo mismo. ¿Permitirá Jintao que Corea del Norte la haga quedar mal frente a Estados Unidos? Nadie sabe la respuesta, pero su gobierno es el único que puede garantizar efectivamente el desarme coreano.

Ahora bien, si China y Corea del Norte van a pulsear, yo le apuesto a China. Y que me llamen excéntrico.

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