Comentarios de
una madrina
Cecilia Molinero
24 de abril de
2010
Sevilla, España
–Como tantos españoles durante años crecí oyendo los logros
de la revolución, sobre todo en lo que a Sanidad y Educación
se refieren. Parecía que Fidel era diferente, y que su
revolución caminaba. Cuando alguien me comentaba algo yo
pensaba que era para desprestigiar al régimen, pues aún sin
ser simpatizante pensaba que en Cuba se había logrado cosas,
pero la realidad poco a poco se fue imponiendo.
Con la llegada de
Internet y mi posterior adquisición de un ordenador comencé
a interesarme por el país caribeño. Empecé a entrar en
páginas y foros cubanos y a conocer la cruda realidad de lo
que en la Isla sucedía. Ni la educación era tal, pues a
veces se confunde educación con adoctrinamiento; ni la
Sanidad era la que vendía el régimen: hospitales que
parecían salidos de una película de terror, niños pioneros "queriendo
ser como el Ché" (aún existe el mito, pero algún día caerá)
y gente con muchas dificultades para saber lo que se va a
llevar a la boca cada día, y todo esto vendiéndose como los
logros de la revolución. ¡Hasta dónde puede llegar el
cinismo de los dirigentes!
Y así sucedió que
un buen día entré en una página del MDO de Camagüey y vi la
foto de una mujer a la que le entregaban unas barras de pan,
un paquete de detergente, y algo más que no recuerdo y que
comentaba que su esposo, el Dr. Alfredo Pulido, se
encontraba en prisión por violar la ley 88.
En aquel momento
decidí que había llegado la hora de hacer algo y no ser una
simple espectadora de las que entran en los foros a decir lo
mal que están las cosas en Cuba y vociferar contra el
Comandante, quien dicho sea de paso parece importarle poco
los sufrimientos de la población y lo que el mundo piense de
él.
Posteriormente
contactaría con Solidaridad Española con Cuba (DamasdeBlanco.com),
que ha sido una web pionera en ayudar a estas mujeres, a lo
largo de todo este tiempo.
Ya van 8 meses. Ha
habido momentos en los que he tenido ganas de tirar la
toalla, pues las condiciones no son fáciles: llamar a Cuba
es caro, con lo cual no te puedes eternizar, y la
correspondencia no siempre llega, pero gracias a esta
organización que es un apoyo para las madrinas (que también
necesitamos que nos den ánimos) hoy por hoy sigo siendo la
madrina de Rebeca.
Para mi es una
satisfacción que cuando llegan mis paquetes todos lo esperan
como si de los Reyes Magos se tratara: para Alfredo
medicinas, leche condensada y alguna cosa más; para el
abuelo algún recuerdo de cuando a Cuba llegaban cosas
procedentes de España, a veces dice: "¡¡Ah, esto lo comí yo
hace más de 50 años!!", refiriéndose a algún producto
navideño; para Rebeca y su hijo alimentos y algún dinero y
esa familia vive un pelín mejor.
Como anécdota os
cuento que el primer libro que le envié a Alfredo se
titulaba: Templarios y Masones, sin saber que él es masón, y
es que las casualidades no existen. Por eso me gustaría que
más gente se animara, y que cada uno, según sus
posibilidades, ayudara en algo, allí siempre es bien llegado.
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