Eneas A.
Biglione
Marzo 2007
Introducción
Muchos analistas de las ciencias sociales asumieron que luego de la
caída del muro de Berlín en Noviembre de 1989 y la finalización de la
llamada guerra fría, había concluido la guerra de las ideas y el
socialismo había pasado a la historia para siempre. Pero la realidad
de la región latinoamericana nos demuestra que lejos de ser ese el
caso, el fenómeno del populismo intervencionista jamás ha perdido
vigencia. Hoy en día, y pese a sus repetidos fracasos pasados, los
caudillos continúan proponiendo las mismas recetas sociales obsoletas
en buena parte de los países que conforman la región. En el año 2006
tuvieron lugar un total de 11 elecciones presidenciales en
Latinoamérica y los resultados fueron lo suficientemente inquietantes
como para comprender la importancia de analizar a fondo el fenómeno
populista, su naturaleza y su futuro.
Naturaleza del Populismo
Socialista
La idea de un caudillo o jefe de
mano dura, siempre ha gozado de gran aceptación entre los votantes
latinoamericanos. Los gobernantes que no gozan de estas
características son normalmente acusados de débiles, dubitativos y
faltos de carisma (dos ex presidentes, Fernando De la Rúa en Argentina
y Alejandro Toledo en Perú, son dos claros ejemplos
de
esto) independientemente de los resultados de su gestión. El carisma
del líder siempre ha sido un factor de gran peso a la hora de alcanzar
el triunfo en contiendas electorales. Y este fenómeno esta relacionado
directamente con la mayor o menor solidez de las instituciones
políticas del país en cuestión. La relación entre la fortaleza del
líder electo y la fortaleza de las instituciones de dicho país es
inversamente proporcional: los países con menor solidez institucional
se han caracterizado por necesitar de líderes más fuertes y viceversa.
El caudillo es siempre quien enarbola la gran promesa, “el sueño”
emblemático. La revolución bolivariana de Hugo Chávez y la vuelta al
régimen del collasuyo que Evo Morales ha prometido a los indígenas
Aymará son dos claros ejemplos de esto. El jefe es quien tiene a su
cargo la cuidadosa tarea de identificar cada uno de los males que
aquejan a sus connacionales y de devolver la justicia a situaciones
que carecen de ella. La revolución del caudillo siempre necesita una
amenaza, un enemigo (el “imperialismo Yankee” es el gran enemigo del
mundo según Fidel Castro y en los ojos de Hugo Chávez el Presidente
George W. Bush es el mismísimo demonio). En base a la publicidad de
estos dos elementos clave, el
populismo busca alterar la sustancia de la política de un país. Bajo
un gobierno populista, el apoyo incondicional de las masas depende en
gran medida del buen manejo que el líder haga de las imágenes y
símbolos de su revolución (el uniforme militar de Fidel Castro, la
cara de Ernesto “Che” Guevara con su famosa boina negra o la imagen de
Simón Bolívar) y de la distribución en público de cosas materiales
tales como comida, bebidas, ropa, transporte y hasta dinero en
efectivo.
El jefe es un hombre mediático y
por eso pasa buena parte de su tiempo en radio y televisión
repitiendo, sin dar detalle alguno, que estamos bajo una amenaza
importante. En Argentina, el gobierno de Néstor Kirchner da su opinión
en múltiples medios televisivos y radiales pero no ha aceptado dar una
sola conferencia de prensa desde que asumió en el año 2003. Como he
mencionado anteriormente, el caudillo es además
particularmente generoso y
siempre regala cosas cuando las cámaras de televisión se encuentran
encendidas. Y como es su costumbre, jamás olvida identificar al aire
al responsable de los males que aquejan a este mundo. El jefe es un
gran comunicador y por ende se relaciona de manera directa con su
gente. No tiene necesidad de utilizar
intermediarios. El objetivo de
todo este impresionante despliegue de propaganda política es que a la
hora de cambiar las leyes a su conveniencia e incluso a la hora de
modificar la constitución, el jefe opondrá la legitimidad de la gente
al respeto de las leyes y
procedimientos. Cuando Andrés
Manuel López Obrador perdió las elecciones en México lo primero que
hizo fue violar varias de las leyes sobre manifestaciones políticas
que el mismo había propuesto y promulgado como alcalde del Distrito
Federal.
Finalmente, importa destacar que
el líder populista, si bien ha ganado tan sólo una elección (y muchas
veces gracias a la falta de propuestas alternativas) en su mente
considera que ha ganado una revolución. Hugo Chávez es electo
presidente de Venezuela en el año 1999, luego de protagonizar un
intento fallido de golpe de estado en 1992 contra el ex presidente
Carlos Andrés Perez, por el que es encarcelado. Lo logra claramente
gracias a la falta de candidatos alternativos razonables. Pocos años
después hará pública su intención de permanecer en el poder hasta el
año 2031, es decir un año después del 200 aniversario del
fallecimiento de Simón Bolívar.
Neo-Populismo hi-tech y
violaciones a la libertad de expresión
Los caudillos de antes, al igual
que los de ahora tienen como característica común que saben captar el
descontento de la gente y canalizarlo para su conveniencia. Pero a
diferencia de los grandes populistas del pasado, en el siglo XXI y
pese a criticar una y otra vez los logros del capitalismo y la
modernidad, los caudillos hacen un uso
exhaustivo de los recursos
tecnológicos disponibles. Los populistas del pasado se beneficiaban
mucho con la organización de eventos masivos donde la gente ovacionaba
enardecidamente sus propuestas (Juan Domingo Perón en Argentina y
Getulio Vargas en Brasil, son dos de los grandes ejemplos)
independientemente de su razonabilidad. Los grandes desfiles de las
fuerzas militares y los discursos presidenciales desde el balcón de la
casa de gobierno ya son cosa del pasado.
Hoy en día, los populistas
aprovechan las bondades de los más modernos sistemas de comunicación
para conquistar las mentes de sus connacionales y convertirlos de este
modo en seguidores incondicionales. Tal es el caso de las producciones
televisivas que se
retransmiten satelitalmente. “Alo
presidente”, el talk show de 90 minutos de Hugo Chávez que se emite
todos los domingos a las 11 de la mañana; y tal es el caso de la
programación completa del canal Telesur, lanzada, financiada y
producida por la República Bolivariana de Venezuela. Las producciones
radiales constituyen también recursos muy utilizados en Latinoamérica,
ya que pese a ser un medio de mayor
antigüedad, no ha perdido su peso
en la región. Se estima que, en promedio, tan sólo el 13% de los
latinoamericanos lee el periódico. Es por esto que muchas de las
cadenas televisivas aprovechan sus instalaciones para transmitir
señales radiales que cuentan con gran audiencia en Latinoamérica,
especialmente entre el público adulto y de edad avanzada.
Es también de público
conocimiento la falta de tolerancia con los medios periodísticos que
no cooperan con la propaganda oficial e intentan contarle al público
lo que verdaderamente esta pasando en el país. Son muchos y variados
los intentos por callar al periodismo opositor por medio de decisiones
que violan abiertamente la libertad de expresión. El caso del cierre
de Radio Caracas Televisión en Venezuela y el caso de la clausura de
la señal de cable P&E en Argentina, son claros ejemplos de censura por
medio de la no renovación de los permisos de transmisión por parte de
la comisión de telecomunicaciones controlada por el gobierno. Cabe
también destacar las presiones para el retiro de auspiciantes de
programas periodísticos específicos y las amenazas, acoso e incluso
atentados a la integridad física y/o la propiedad de periodistas que
disiden con la versión oficial de las noticias. Al respecto, el
Committee to Protect Journalists dedicado a la protección de la
libertad de expresión alrededor del mundo, ha presentado quejas
formales al presidente Néstor Kirchner por repetidos actos de
intolerancia y censura por parte de su administración.
Entorno Institucional de un
gobierno populista
Como he mencionado anteriormente,
dos características sobresalientes de un regimen populista son: la
intención de permanecer en el poder de manera perpetua y la de obtener
el control total del país a cualquier costo. Buena parte de la
responsabilidad de que se logren estos dos objetivos al mismo tiempo
es de la oposición política que no cumple el
rol
constructivo que debería tener en un país democrático y que no provee
propuestas alternativas y candidatos suficientemente atractivos para
los votantes. De este modo, combinando la falta de propuestas con el
hecho de que todo régimen populista siempre
tiende a rotular a sus opositores
como los “enemigos del cambio”, la oposición entra entonces en un
círculo vicioso del que resulta muy difícil salir.
La mentalidad del caudillo
considera que la democracia es una inconveniencia necesaria por dos
motivos fundamentales: deben llamar a elecciones periódicamente y
normalmente existe una división de poderes (poder ejecutivo,
legislativo y judicial) de la que deben deshacerse al llegar a la casa
de gobierno. Así es como muchos de estos
regímenes ganan elecciones una y
otra vez pese al fuerte halo de sospecha y de duda acerca de la
imparcialidad del sistema utilizado para computar los votos. El
informe reciente de los consultores independientes Maria M. Febres
Cordero y Bernardo Márquez, certificado por el International
Statistical Institute (ISI), demuestra con rigurosidad científica
la imposibilidad del triunfo del chavismo en el referéndum del 2004
en Venezuela más allá de las afirmaciones de transparencia de los
comicios por parte de la Comisión Nacional Electoral (CNE) venezolana.
La búsqueda del control total del
país, normalmente comienza aprovechando la poca credibilidad con la
que cuentan los legisladores en América Latina y la necesidad urgente
de comenzar a implementar reformas. Normalmente un poder ejecutivo
populista logra deshacerse del poder legislativo siguiendo una de dos
estrategias:
- Reemplazando el congreso con
una asamblea popular. Cuba y Venezuela ya lo han logrado y los
gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Ecuador se encuentran intentando
seguir su ejemplo.
- O gobernando por medio de
decretos presidenciales de necesidad y urgencia. Argentina es el
ejemplo por excelencia, con un promedio de 4,8 decretos presidenciales
firmados por mes desde el año 2003.
Finalmente, los gobiernos
populistas se benefician significativamente con la creación y
manutención de grupos que recurren a la violencia para manifestar sus
puntos de vista y que gozan de total inmunidad ante jueces y
autoridades policiales. Dichos grupos utilizan ilegalmente armas de
fuego, destruyen propiedad privada y cortan
rutas y caminos con el objetivo
de repudiar las actividades de los opositores o confirmar la necesidad
urgente de algún programa específico del gobierno. El caso más
conocido es el de los “piqueteros” argentinos liderados por Luis
D’Elia, quien se terminaría convirtiendo en subsecretario de tierras
para el hábitat social de la administración Kirchner.
El control del poder judicial es
normalmente otra gran conquista del populismo socialista. Aquellos
jueces que no desean ser cómplices de las decisiones del caudillo son
reemplazados inmediatamente, tras la difusión de aparatosos escándalos
de corrupción, reales o inventados, en la red de multimedios del
gobierno. Los miembros de la Corte Suprema, última instancia de todos
los conflictos judiciales, son tradicionalmente reemplazados por
personas de confianza del presidente. Es decir que si algo fallara, en
la última instancia judicial, todo se terminaría ajustando a la
conveniencia del caudillo.
Aliados Internacionales del
Populismo Latinoamericano
Una de las grandes aliadas del
movimiento populista latinoamericano es la dictadura cubana de más de
46 años de antigüedad encabezada por Fidel Castro Ruz. Hugo Chávez es
un gran aliado del castrismo y es además un exitoso cultor de sus
tácticas para perpetuarse en el poder. Las dramáticas consecuencias
del comunismo en la vida de los cubanos son de público conocimiento.
Lejos de crear una sociedad con mayor igualdad, en Cuba se ha llegado
a una situación donde todos los que no pertenecen a la elite cubana
son igualmente pobres y marginados. Los cubanos de hoy en día,
dependen en lo material de la generosidad de los turistas y de las
remesas que envían los familiares
que viven y trabajan en otros
países. La ilusión de tener un futuro en el que la maxima aspiración
no sea tan sólo sobrevivir, depende hoy en día de la posibilidad de
escaparse a nado o en balsa de la isla o de que muera el dictador.
Otro aliado importante de los
populistas regionales es Mahmoud Ahmadinejad, el líder persa
recientemente electo. Irán ha sido un aliado importante a la hora de
proveer armamento y adoctrinamiento militar a los jóvenes venezolanos.
Hoy en día el Corán es de lectura obligatoria para todos los miembros
de las fuerzas armadas en Venezuela.
Analizando este cabe recordar el
protagonismo que los terroristas iraníes han tenido en tentados
perpetrados en la región. Casos como el del hombre bomba que se detonó
en la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y del ataque a la
Asociación Mutual Israelita
Argentina (AMIA) en Julio de
1994. Como consecuencia del atentado a la embajada hubo 29 muertos y
242 heridos. La AMIA, situada en 1994 en pleno centro de la ciudad de
Buenos Aires, fue víctima de un auto bomba instalado por un grupo
fundamentalista iraní. Como consecuencia de la explosión hubo 85
muertos y más de 300 civiles heridos, además de la destrucción total
de varias propiedades lindantes.
Finalmente es importante recordar
el problema de seguridad que representan las actividades que
desarrollan supuestos comerciantes de oriente medio en la triple
frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay. Finalmente, no podemos
olvidarnos de otro aliado del populismo en Hispanoamérica, que ha
jugado un papel de importancia a la hora de abastecer de armamento a
los gobiernos populistas. Tal es el caso de Il Kim Jong, dictador de
Corea del Norte, famoso por proveer de misiles a todos los regimenes
no democráticos del mundo que puedan pagar su precio. Cabe recordar
que tanto Corea del Norte como Irán son enemigos tradicionales de los
Estados Unidos y son mundialmente conocidos por su violación continua
de los tratados internacionales de no proliferación de armas.
Considerando tan sólo los últimos dos años, Venezuela lleva gastados
más de cinco mil millones de dólares en armamento comprado a Rusia,
Bielorrusia y España, entre lo que e cuentan aviones cazas,
helicópteros de guerra y rifles Kalashnikov.
Futuro del Populismo
Latinoamericano
Pese al importante despliegue de
recursos, el populismo socialista latinoamericano no ha hecho un buen
trabajo a la hora de coordinar esfuerzos. Hay claras muestras de falta
de cooperación y unidad entre los países populistas de la región. La
discusión por cuestiones
territoriales entre la mandataria
chilena Michelle Bachelet y el boliviano Evo Morales; y los
interminables conflictos entre el presidente argentino Néstor Kirchner
y su par uruguayo Tabaré Vázquez por la instalación de las plantas
finlandesa y española de producción papelera en Uruguay, no tienen
precedente.
Está claramente demostrado que el
primer mundo tiene sus prioridades enfocadas en otras regiones mas
allá de Hispanoamérica. Estados Unidos están comenzando a darse cuenta
de que la ayuda internacional ha tenido un efecto sumamente pernicioso
en la región y que le ha quitado al electorado la necesidad de pensar
cuidadosamente sus decisiones antes de sufragar. Estados Unidos ha
venido dando indicios claros de su voluntad de importar mayor cantidad
de productos y servicios latinoamericanos, traducida en la
minimización de los aranceles aplicados a la compra de dichos
productos. En cambio la
Unión Europea, que mantiene
niveles arancelarios seis veces más grandes que Estados Unidos, se ha
venido concentrando más en atacar las consecuencias del problema (y
tal es el caso de la inmigración ilegal) que en combatir el problema
de raíz.
El futuro de los países
latinoamericanos depende de su respeto por las instituciones
necesarias para crear un ámbito de prosperidad sostenida. La
protección de los principios democráticos, la división de poderes, el
estado de derecho, la minimización de las trabas para entrar y salir
de los distintos mercados que conforman las economías nacionales y el
respeto por la propiedad privada,
son condiciones que incentivan la inversión nacional y extranjera y
que por ende contribuyen a la creación de puestos de trabajo y
prosperidad. La claridad de las reglas del juego y la estabilidad de
las mismas son requisitos indispensables para garantizar el éxito de
la región en la economía global del siglo XXI.
Mientras que los caudillos
regionales intentan rescatar el valor de antiguas soluciones
intervencionistas que han probado no ser efectivas en el pasado,
nosotros debemos avocarnos a educar a la gente. A explicarles porque
el populismo socialista es un enemigo de la prosperidad y por ende del
futuro. Como hemos visto, tampoco es
razonable sentarnos a esperar que
los países más exitosos nos solucionen el problema. En mi opinión vale
la pena aceptar que tenemos un gran desafío por delante y ponernos a
trabajar cuanto antes. Caso contrario, tomará aún muchos más años,
mucho más dolor y paciencia deshacer el daño institucional y cultural
que un sistema de naturaleza tan perversa inflija en nuestros
preciados países latinoamericanos.
Eneas A. Biglione es experto en
políticas públicas de la región latinoamericana y dirigeel Hispanic
American Center for Economic Research (HACER) de Washington DC.
www.hacer.org. |