En defensa del neoliberalismo

La mayoría no siempre tiene la razón

El concepto de mayoría es un término muy bien aprovechado por los políticos, principalmente por aquellos que centran sus estrategias de poder en el populismo. Las formas y maneras de agenciarse la supuesta mayoría son disímiles: elecciones, manifestaciones, plantones, revueltas populares, huelgas, etc.

En todas estas actividades participan grupos de personas, que representan un por cierto determinado de la población, pero que por diferentes razones, nunca alcanzan la mayoría. Pero los políticos, amparados en ellos, someten a la verdadera mayoría a su voluntad. La mayoría siempre será anónima y de rostro invisible. A esa condición, los políticos le llaman “el pueblo” y se declaran sus supremos salvadores y protectores, a veces hasta de la propia humanidad, sin medir su arrogancia y demagogia.

La democracia en el fuero político, surgió supuestamente, como un mecanismo de empoderamiento ciudadano. Donde el soberano pudiera engendrar un poder que evitara que los políticos se apoderaran de la voluntad ciudadana. Pero los políticos se las arreglaron para desarrollar nuevas iniciativas, y con aquello de que la “razón es la voluntad de la clase dominante hecha ley” volvieron a imponer judicialmente su ‘razón’.

Los métodos de sometimiento social se desarrollan más rápido, que los mecanismos para evitarlo. El sometimiento social parte de una iniciativa inteligente individual o de grupo, mientras que la reacción para evitarlo se hace compleja organizarla, pues lleva implícito la manipulación psicológica de las masas y se aprovecha de circunstancias colectivas de un mal común como la pobreza y sus  derivaciones.

No deja de ser una tarea pendiente, como proteger a la sociedad de las ambiciones personales y de grupo, a través de la manipulación política. Se intentó con la separación de poderes, pero en la práctica el llamado “Ejecutivo” somete al “Legislativo” y “Judicial”. Es como una especie de corrupción de “cuello blanco” por estos dos poderes dependen de la administración y otorgamiento de los recursos del Legislativo, que es quinen además, distribuye la cuota de poder.

No para resolver el problema, pero para entender el alcance del fenómeno hay que ver como en México, cuna del pensamiento del…respeto ajeno, con marchas y plantones se quiebra el derecho de los demás en nombre de la mayoría. En otros países, incluso con el sufragio del voto obligatorio, se compra con migajas la voluntad popular en las elecciones, aprovechándose de los pobres, que si son mayorías, y con falsas promesas y palabras vacías como: un futuro mejor, cambiarlo todo, acabar con el pasado, una vida digna, educación y salud, gratuitas, etc. se inclina la balanza hacia el mejor actor, bien entrenado para esos fines.

En países como Estados Unidos, también a partir de una minoría como representante de la mayoría, se manipula la verdadera mayoría, principalmente con el tema de la discriminación racial. Actualmente, ya no se sabe quién discrimina a quien, principalmente de blancos en detrimento de sus derechos, por la llamada Acción Afirmativa.  Sin embargo, ahora se trata de explotar el fenómeno de la discriminación, aprovechándose de la presencia hispana. Y lo peor es que se sigue utilizando, para los intereses de grupos, la tragedia humana. Los inmigrantes no autorizados legalmente en los Estados Unidos son las nuevas víctimas de toda esta manipulación política. A sabiendas -que es imposible de lograr- mediáticamente se le otorga el derecho de convertirse en ciudadanos norteamericanos a 11 millones de personas. Se habla de una reforma inmigratoria integral, para no comprometerse políticamente con situaciones particulares. Aquí se vuelve a utilizar las aspiraciones de una supuesta mayoría, relegando la razón de una minoría. Nadie aboga por los que llegaron a la Unión Americana después del 31 de diciembre del 2011 hasta nuestros días, que también si se habla de derechos, en nada se diferencian de los que llegaron primero. Al igual que la separación familiar, en ambos grupos, tiene el mismo valor humano. Incluso, hay que preocuparse políticamente por los familiares que dejaron a atrás, en sus países de origen, que nadie habla de esa tragedia humana.

Lo que sí es tangible y medible es el derecho de la mayoría y de la minoría. Algo que no debe confundirse con la razón. La razón es una condición manipulable y que cualquiera puede apropiarse de ella, justificándose con la aprobación de una supuesta mayoría, como está de moda en América Latina. Todo, a partir del éxito que ha tenido la Nomenclatura cubana, de perpetuarse en el poder, supuestamente en nombre de la mayoría, y que aunque realmente lo fuera, no tiene la razón para someter a todo un pueblo a una esclavitud moderna. La esclavitud es una en todas sus formas,  (parafraseando a José Martí) aunque a veces se vista de grandes obras y hechos hermosos.

Noviembre 22 del 2013

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