LA HISTORIA DE RIGOBERTA MENCHÚ, una india maya quiché de
Guatemala cuya autobiografía la catapultó a la fama internacional,
la que le granjeó un premio Nobel de la paz y la convirtió en
emblema de los pueblos indígenas desposeídos del hemisferio
occidental y de su intento de rebelarse contra la opresión de los
conquistadores, ha sido expuesta hoy como una fabricación
política, un entramado de mentiras y una de las mayores bromas
pesadas intelectuales y académicas del siglo XX.
Durante la década pasada, Rigoberta Menchú se convirtió en el
principal icono de la cultura universitaria. En uno de sus
celebrados "logros" de izquierda multicultural, una manifestación
de profesores y estudiantes de extrema izquierda liderados por el
Reverendo Jesse Jackson en
la Universidad
de Stanford, cantaron "¡Hey, hey, jo, jo, las culturas
occidentales tienen que irse!". El blanco de la canción era el
plan de estudios de civilización occidental exigido a los de
Stanford. Los funcionarios universitarios se doblegaron
rápidamente ante los manifestantes, y el título
del curso se cambió
a simplemente "CIV". Los trabajos de autores "tercermundistas"
(marxistas principalmente) previamente "excluidos" eran ahora
introducidos en el canon de grandes obras de lectura obligatoria.
Al frente de éstas se encontraba una autobiografía de una
guatemalteca indígena y una vez revolucionaria Yo, Rigoberta
Menchú, que ahora ocupaba su lugar junto a Aristóteles, Dante y
Shakespeare como introducción al mundo para los estudiantes de
Stanford.
Publicada en 1982, Yo, Rigoberta Menchú fue escrita en realidad
por una izquierdista francesa, Elisabeth Burgos-Debray, esposa
del marxista Regis Debray, quien
proporcionó la "estrategia de foco" al fracasado esfuerzo del
Che Guevara por fomentar una guerra de guerrillas en los años
sesenta en
Bolivia. La
idea
del foco consistía en que los
intelectuales urbanos insertaran un frente militar dentro
del sistema de opresión social,
y proporcionaran el catalizador
del cambio
revolucionario. La errónea teoría de Debray logró que Guevara y un
número indeterminado de campesinos bolivianos acabaran muertos, y
como veremos [a continuación], se encuentra en la raíz de las
tragedias que abrumaron a Rigoberta Menchú y a su familia, y que
son (falsamente) relatadas en Yo, Rigoberta Menchú.
Según lo relatado en esta autobiografía, la historia de Rigoberta
Menchú es el tipo de
mito marxista
clásico. Los Menchú eran una pobre familia maya residente en los
márgenes de un país
del que habían sido
desposeídos por conquistadores españoles. Sus descendientes,
conocidos
como ladinos,
intentan expulsar a los Menchú y a otros campesinos de la tierra
sin reclamar que habían cultivado. Según cuenta su historia,
Rigoberta es analfabeta, y su padre campesino, Vicente, evitó que
recibiera una educación. Él rehúsa enviarla a la escuela porque la
necesita para trabajar los campos, y porque teme que la escuela la
vuelva contra él. La familia Menchú es tan pobre a causa de su
falta de tierra, que Rigoberta tiene que ver morir de hambre a su
hermano menor. Mientras tanto, Vicente se alista en una batalla
heroica pero desesperada en última instancia contra los caciques
ladinos por una parcela que cultivar. Finalmente, Vicente organiza
un movimiento de
resistencia llamado
Comité Campesino de Unidad para impulsar las reclamaciones sobre
la tierra de los indígenas contra los señores ladinos. Rigoberta
se convierte también en organizador político.
Entra en el foco de guerrilla Guevara–Debrayista. El movimiento de
resistencia indígena
organizado por el padre campesino de Rigoberta se vincula a una
fuerza revolucionaria armada, el Ejército Guerrilla de los Pobres
(ERG). Ahora, los campesinos tienen una posibilidad de luchar.
Pero los descendientes ladinos de los conquistadores acuden a las
brutales fuerzas de seguridad guatemaltecas para aplastar la
rebelión y preservar el status quo de injusticia social. Matan a
Vicente Menchú. La familia que sobrevive es forzada a ver al
hermano de Rigoberta arder vivo. La madre de Rigoberta es violada
y asesinada.
Según lo dicho por Rigoberta, la tragedia de los Menchú es "la
historia de todos los pobres de
Guatemala".
La autora de Yo, Rigoberta Menchú hace explícito este vínculo: "Mi
experiencia personal es la realidad de un pueblo entero". Es un
llamamiento a la gente de buena voluntad de todo el mundo a ayudar
a los pueblos indígenas nobles pero impotentes de
Guatemala y de
los países
del tercer mundo a
lograr su herencia legítima. Internacionalmente famosa por el
éxito de su libro y por el premio Nobel que se le concedió en
1992, Rigoberta es hoy gerente de
la Fundación Rigoberta
Menchú Tum de Derechos Humanos y portavoz de la causa de la
"justicia social y la paz".
Desafortunadamente para esta fantasía política, virtualmente todo
lo que ha escrito Rigoberta es mentira. Además estas mentiras no
son ni fortuítas ni accidentales. Son mentiras acerca de los
sucesos y los hechos centrales de su historia, y se han inventado
deliberadamente para ajustar su contenido político y para crear un
mito político
específico. Este
mito comienza en la primera página
misma
del texto de
Rigoberta:
"Cuando fui mayor, mi padre lamentó que no fuera a la escuela,
dado que era una chica capaz de aprender muchas cosas. Pero él
decía siempre: ´desafortunadamente, si te envío al colegio, harán
que olvides tu clase; te convertirán en un ladino. No quiero eso
para ti y eso es por lo que no te envío´. Pudo haber tenido la
oportunidad de mandarme al colegio cuando tenía 14 o 15 años, pero
no pudo hacerlo porque sabía cuáles serían las consecuencias: las
ideas que me darían".
Para el lector confiado, esto aparenta ser una realización
impecable del paradigma marxista, en el que las ideas de la clase
dominante, que controla los medios de educación, se convierten en
las ideas predominantes. Pero, al contrario que en sus propios
relatos, Rigoberta no carecía de educación. Su padre tampoco se
opuso a su educación porque temiera que la escuela la adoctrinara
en los valores de la clase ladino dominante. Según compañeros de
clase, profesores y miembros de la familia, Vicente Menchú sí que
envió a Rigoberta al colegio. De hecho, la envió a dos
prestigiosos internados privados, gestionados por monjas
católicas, donde recibió el equivalente a una educación escolar
media. (En una ironía reveladora, lo más probable es que fuera
reclutada en la fe marxista y se convirtiera en portavoz de las
guerrillas comunistas). Como Rigoberta pasó la mayor parte de su
juventud lejos en realidad, en el internado, además, sus
detallados relatos de trabajar ocho meses al año en las
plantaciones de café y algodón, y organizando un [movimiento]
político oculto, probablemente sean falsos.
Éstos y otros detalles pertinentes han sido establecidos hoy por
el antropólogo David Stoll, uno de los principales expertos
académicos en
Guatemala.
Stoll se entrevistó con más de 120 guatemaltecos, incluyendo
parientes, amigos, vecinos, y profesores y compañeros de clase de
Rigoberta Menchú, durante un período de diez años, como base de su
nueva biografía, Rigoberta Menchú y la historia de todos los
pobres guatemaltecos. Coincidiendo con la publicación
del libro de Stoll, el New York
Times envió al reportero Larry Rohrter a
Guatemala
para intentar verificar los hallazgos de Stoll, lo cual pudo hacer
fácilmente.
Quizá lo más sobresaliente de los descubrimientos Stoll sea el
modo en que Rigoberta ha distorsionado la sociología de la
situación de su familia, y la de los mayas de la región de
Uspantán, para ajustarse a los preceptos marxistas. Los Menchú no
eran parte de los pobres sin tierra, y Rigoberta [nunca] tuvo
ningún hermano que muriera de hambre, al menos ninguno que su
propia familia recuerde. Los ladinos no fueron una clase dominante
en la región o la ciudad de Rigoberta, en la que no hubo [nunca]
grandes propiedades, o fincas,
como afirma ella.
Lejos de ser un campesino desposeído, Vicente Menchú fue
propietario de
2753 hectáreas
de tierra. El conflicto de 22 años de duración descrito por
Rigoberta, que es el suceso central que en su libro lleva a la
rebelión y las tragedias que siguieron fue, en realidad, por una
parcela pequeña pero significativa de
151 hectáreas.
Lo que es más importante, la "lucha heroica de Vicente Menchú contra
los terratenientes que querían apropiarse de nuestra tierra" no
fue en realidad un conflicto con los representantes de una clase
conquistadora de ascendencia europea, sino con sus propios
parientes mayas, la familia Tum, encabezada por el tío de su
mujer.
Vicente Menchú no organizó una
resistencia campesina
llamada Comité Campesino de Unidad. Él era un campesino
conservador en cuanto a que no era político en absoluto. Lo que es
incluso más importante, su consumidora pasión no era alguna
preocupación social, sino el feudo de la familia con sus cuñados,
que eran pequeños terratenientes campesinos
como él. Fue su
implicación en este feudo familiar lo que le causó acabar atrapado
en el drama político mayor decretado por estudiantes y
revolucionarios profesionales, que era realmente irrelevante para
sus preocupaciones, y que en última instancia le mató.
Al final de los setenta, coincidiendo con una ofensiva global
soviética, el dictador comunista de Cuba, Fidel Castro, inició un
nuevo giro en la política exterior cubana, patrocinando y armando
una serie de levantamientos de guerrilla en América Central. Los
más significativos de ellos tuvieron lugar en Nicaragua, El
Salvador y Guatemala, y siguieron las directrices que habían sido
trazadas por Regis Debray y el Che Guevara la década anterior. Los
líderes de estos movimientos generalmente no eran campesinos
indios, sino hispanos de ciudad, principalmente vástagos de las
clases media y media-alta. Eran a menudo licenciados de grupos
procedentes de centros de entrenamiento de Moscú en
La Habana,
y de campamentos de entrenamiento de terroristas en El Líbano y
Alemania Oriental. (Los líderes de las guerrillas del Salvador
hasta incluyeron a un comunista libanés y musulmán chi´í llamado
Shafik Handal).
Una de estas fuerzas, el Ejército Guerrilla de los Pobres de
Guatemala, surgió en Uspantán, el municipio más grande cerca de la
aldea de Rigoberta, Chimel, el 29 de abril de 1979. Según testigos
presenciales, las guerrillas pintaron de rojo todo lo que tocaron,
se hicieron con el dinero de los recaudadores de impuestos y lo
arrojaron a la calle, demolieron la cárcel, liberaron a los presos
y cantaron en la plaza de la ciudad, "Somos los defensores de los
pobres", durante 15 o 20 minutos.
Ninguno de los intrusos de la guerrilla iba enmascarado, porque
ninguno de ellos era local.
Como extranjeros, no
tenían conocimiento de la situación en Uspantán, en la que
virtualmente todos los conflictos por tierra se daban entre los
propios habitantes mayas. En su lugar, percibieron el problema
social según la versión
del libro de texto marxista, que
ahora ha sido perpetuado por Rigoberta y el comité
del premio Nobel a través
del libro de
Rigoberta. En su primer acto revolucionario, las guerrillas
ejecutaron a dos propietarios ladinos locales.
Pensando que esta violencia exitosa había establecido a las
guerrillas
como poder en su
región, Vicente Menchú apostó por ellos, proporcionándoles un
lugar de reunión y acompañándoles en una protesta. Pero las
fuerzas de seguridad guatemaltecas, que habían sido preparadas por
la ofensiva hemisférica de Castro con respaldo soviético,
respondieron haciendo caer sobre la región la brutalidad
característica. Las
matanzas que
sobrevinieron fueron incitadas por familiares enfurecidos de los
campesinos ladinos asesinados buscando venganza contra los
asesinos izquierdistas. El rastro de violencia dejó muchos
inocentes masacrados a su estela, incluyendo a los padres y a un
segundo hermano (cuya muerte Rigoberta sensacionaliza afirmando
que fue quemado vivo y que sus padres fueron forzados a contemplar
la escena).
El incidente más famoso del libro de Rigoberta es la ocupación de
la embajada española en Guatemala en enero de 1980 por un grupo de
guerrillas y campesinos protestando. Vicente Menchú era el
campesino portavoz. La propia ocupación estaba liderada por el
Frente Revolucionario Estudiantil Robín García. Un testigo
describió a David Stoll cómo prepararon a Vicente Menchú para su
papel:
Si le hubieran dicho a Don Vicente, "Dí, el pueblo, unido, jamás
será vencido", Don Vicente habría dicho, el pueblo, unido, jamás
será vencido. Si le hubieran dicho a Don Vicente, Levanta tu mano
izquierda cuando lo digas, él habría levantado su mano izquierda.
Cuando habían preparado el viaje que les llevó a la embajada
española, los campesinos de Uspantán que acompañaban a los
estudiantes revolucionarios no tenían idea ninguna de adónde iban,
o de cuál era el propósito
del viaje en
realidad. Más adelante, David Stoll se entrevistó con una
superviviente cuyo marido había muerto en el incidente. Ella dijo
que el viaje surgió en una fiesta de boda en la iglesia católica
de Uspantán. Dos días después de la ceremonia, la fiesta de boda
cambió de emplazamiento. "Los señores dijeron que iban a la costa,
pero llegaron a la capital". Una vez allí, los estudiantes
revolucionarios procedieron con su plan de ocupar la embajada y
tomar rehenes, con los sorprendidos mayas atrapados. Aunque la
causa de la tragedia que siguió no está clara, David Stoll
presenta pruebas convincentes de que un cóctel Molotov traído por
los estudiantes se prendió e incendió la embajada. Al menos 39
personas, Vicente Menchú incluido, fueron asesinadas.
Como resultado de la investigación de Stoll, Rigoberta Menchú ha
sido expuesta
como agente comunista
trabajando para terroristas que en última instancia eran los
responsables de la muerte de su propia familia. La lealtad de
partido de Rigoberta hacia la causa castrista es tan rígida que
después de que se publicara su libro y se convirtiera en portavoz
internacional de los pueblos indígenas, ella rehusó denunciar el
intento genocida de los dictadores sandinistas por erradicar a sus
indios miskito. Hasta se enfadó con su propia traductora,
Elisabeth Burgos-Debray, por el tema de los miskitos (Burgos-Debray,
junto con otros destacados izquierdistas franceses, había
protestado por los ataques sandinistas).
La respuesta de Rigoberta a este descubrimiento de sus mentiras ha
sido, por una parte, "no hay declaraciones", y por la otra, añadir
otra negación desmayada de que ella tuviera algo que ver con el
libro que la hizo famosa. Pero David Stoll escuchó dos horas de
las grabaciones que hizo ella para Burgos-Debray (que proporcionan
el texto
del libro) y concluye que la
narrativa que grabaron es idéntica a la versión (falsa) de los
hechos
del propio libro.
Por supuesto, Rigoberta no negó la autoría
del libro al aceptar
el premio Nobel.
La ficticia vida de Rigoberta Menchú es un ejercicio de propaganda
comunista diseñada para incitar el odio a europeos y occidentales,
y a las sociedades que han construido, y para organizar el apoyo a
organizaciones comunistas y terroristas en guerra contra las
democracias de Occidente. También se ha convertido en el tratado
social más influyente leído por estudiantes universitarios
americanos. Se han escrito más de 15.000 tesis acerca de Rigoberta
Menchú en todo el mundo, aceptando sus mentiras
como evangelio. La
propia Rigoberta ha sido receptora de 14 doctorados honoris causa
de prestigiosas universidades, y el comité
del premio Nobel ha convertido a
Rigoberta en una figura internacional y portavoz de "la justicia
social y
la paz".
Casi tan notable
como el propio timo e indicador
del enorme poder
cultural de sus autores materiales es el hecho de que la
revelación de la mentira de Rigoberta no ha cambiado nada. El
comité del Nobel ya ha rehusado reclamar su premio, los miles de
cursos universitarios que hicieron de su libro un texto
obligatorio para los estudiantes americanos continuarán
haciéndolo, y los redactores editoriales de las principales
instituciones de prensa ya han defendido sus falsedades con los
mismos argumentos que los partidarios del timo de Tawana Brawleys
hicieron famosos: incluso aunque miente, dice la verdad.
En un editorial en respuesta a estas revelaciones típico de las
reacciones de la prensa, el Los Angeles Times sacó brillo a la
enormidad de lo que han labrado Rigoberta, los terroristas
guatemaltecos, la izquierda francesa, la comunidad internacional
izquierdista de "derechos humanos", los compañeros de viaje del
comité del premio Nobel y los radicales en posesión de la
comunidad académica americana. Al tiempo que reconocen que hay
algo que no encaja, el Times concluye que sería incorrecto empañar
toda la causa por los excesos
del libro de
Rigoberta. "Tras las mentiras iniciales, el aparato internacional
de activismo de los derechos humanos, el periodismo y la academia
cooperaron para exagerar la calamitosa condición de los
campesinos, cuando un simple relato de la verdad habría sido
suficiente".
¿Pero lo habría sido?. Si el simple relato de la verdad hubiera
sido bastante, entonces las mentiras de Rigoberta serían
innecesarias. ¿De modo que por qué las dice?. Si hubiera alguna
verdad en el
mito mismo, las guerrillas de
Guatemala
no habrían desaparecido en dos o tres años. El hecho es que no
hubo sustrato social ninguno para la insurrección armada que estos
castristas intentaron forzar, el mismo que hubo en favor
del esfuerzo suicida de Guevara
en
Bolivia
años antes. En última instancia, la fuente de la violencia y la
miseria resultante que Rigoberta describe en su pequeño libro
destructivo es la propia intelligentsia [élite intelectual]
izquierdista, para la que esta poseur [presumida] guatemalteca era
una heroína marxista que esperaba que sucediese.
Rigoberta Menchú tomó por idiotas a los defensores
del tercermundismo en el comité
del premio Nobel y a
sus irresponsables patrocinadores académicos de Stanford y otras
universidades, todos los cuales buscaban tal fraude para legitimar
sus fantasías. Junto con los agentes castristas de desinformación
tras este proyecto, todos convirtieron a Yo, Rigoberta Menchú en
un monstruo, que ahora figura junto a los diarios de Hitler, un
pájaro de pluma política similar,
como el gran timo
literario de nuestra época |