En defensa del neoliberalismo

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Las memorias de Alan Greenspan

 
por Juan Carlos de Pablo

Las líneas que siguen están inspiradas en La era de la turbulencia, como tituló Alan Greenspan sus memorias. Sobre esta obra el semanario The Economist dijo que el libro habla de cosas muy pero muy sabidas, pero las cuenta de manera excelente. Exacto.

No es por casualidad que las memorias de quien presidiera el directorio de la Reserva Federal a partir de 1987, se titulan La era de la turbulencia, y que las memorias de Robert Rubin, quien fuera secretario del Tesoro del presidente Clinton durante la segunda mitad de la década de 1990, se titulan En un mundo incierto.

Pero destaco el punto porque contrasta con la forma en la cual se enseña análisis económico en las facultades de ciencias económicas, y se habla de economía en los medios masivos de comunicación. Lo que Greenspan y Rubin testimonian, lo que Keynes dijo una y otra vez, es que el futuro es muy incierto, y que esto tiene importantes consecuencias sobre las decisiones.

Claro que no hay que hacer la apología de la ignorancia, pero tampoco hay que sugerir que hay conocimiento donde la inevitable ignorancia se disimula con nomenclatura rimbombante o un par de ecuaciones. ¿Le meten en la sangre los profesores de evaluación de proyectos que el mundo es muy incierto, o los alumnos creen que saben porque se deslumbran con la fórmula de la TIR o el cálculo del valor presente? Cierto, hay que familiarizar a los alumnos con el uso de los referidos instrumentos, pero también hay que concientizarlos con respecto a la fuerte incertidumbre que inevitablemente nos rodea.

Las memorias de Greenspan, como las de Rubin, deberían ser complemento de los manuales que se usan para enseñar política monetaria y política económica. Greenspan no es ningún bruto y asesores no le faltaron, no obstante lo cual –para que todos aprendamos– tiene la decencia de afirmar que "como la mayoría de los funcionarios, esperaba nuevos ataques luego del 11 de setiembre de 2001. En las semanas que siguieron al ataque, nada ocurrió según lo esperado… Durante el siguiente año y medio estuvimos en el limbo".

Otro punto digno de destacar es qué analiza Greenspan para saber lo que está ocurriendo en la economía. Al comienzo de su carrera se ganó la vida como consultor. Para ayudarle a un empresario individual a mejorar su toma de decisiones, no le prestaba atención al PBI porque era un concepto demasiado general (y probablemente en esa época se calculara con frecuencia anual). En cambio le prestaba atención a qué decían, qué hacían y qué no hacían, las empresas competidoras, proveedoras y usuarias, de los productos que elaboraba su asesorado.

En sus palabras: "Una estimación actualizada y lo más desagregada posible es mucho más útil que el mejor modelo econométrico disponible… Nunca me sentí confiando con los pronósticos macroeconómicos, los cuales tienen más de arte que de ciencia".

Frente a la afirmación "los árboles no dejan ver el bosque", Greenspan respondería que una atenta mirada a algunos árboles y a algunas hierbas, y sobre todo una observación alerta de los datos atípicos –una vez que son debidamente verificados, para no teorizar de balde-, son mucho más útiles que un análisis basado en agregados "muy agregados". A propósito: la semana pasada Greenspan se animó a afirmar que lo peor de la actual crisis –inmobiliaria y financiera– ya pasó, porque observó que había vuelto a aumentar la demanda de no sé qué bono específico. Si tiene razón, los indicadores agregados se van a enterar de esto dentro de algunos…meses, irrelevante para la toma de decisiones.

Es fácil distraerse observando la realidad desde una perspectiva desagregada, pero –dice Greenspan– el precio que se paga por evitar esta distracción no puede ser un análisis tan estilizado que termina siendo una fantasía, no una elaboración a partir de los hechos.

Las memorias de Greenspan están llenas de otro tipo de consideraciones, como la crítica feroz al populismo latinoamericano, el hecho de que la reforma agrícola china fue potenciada por la sequía que se produjo en 1978 (Mao ya había fallecido, Deng estaba a cargo), la confesión de que las buenas ideas se le ocurren mientras se remoja en la bañadera (voy a bañarme con más frecuencia, por si funciona), la forma en que se vinculó con Ayn Rand, etc.

Tengo entendido que en el arranque Greenspan vendió más ejemplares de sus memorias que yo de las mías, tengo entendido que cobra por sus conferencias algo más que lo que cobro yo. ¿Cómo se explica esto? Leyendo La era de la turbulencia encontré la respuesta. Sus ancestros son rumanos y húngaros, los míos españoles. Con esta explicación mi ego quedó conforme.


Fuente: Revista Fortuna