En defensa del neoliberalismo

Elecciones a la vista
Adolfo Rivero Caro

Se acercan las trascendentales elecciones legislativas en Venezuela y Hugo Chávez sigue perdiendo popularidad. No es para menos. “El problema de la delincuencia, el problema de la electricidad, los problemas de desabastecimiento de alimentos y otros productos básicos, al que ahora se suman los problemas económicos de cinco trimestres consecutivos de crecimiento negativo desacreditan al gobierno”, explicaba Raúl Leoni, hijo del ex mandatario venezolano del mismo nombre.

Haití y Venezuela son los únicos países de América Latina que van ver una contracción de su Producto Nacional Bruto este año. Por otra parte, se espera que la inflación supere el 30 por ciento en el 2010, lo que está disminuyendo sustancialmente el poder de compra. Sin hablar de que Venezuela tiene el tercer mayor índice de asesinatos per cápita del mundo. Como señalara el New York Times, vivir en Caracas es mucho más peligroso que vivir en Bagdad.

Los motivos de esta catastrófica situación económica no son ningún misterio. Chávez es un admirador de Fidel Castro y pretende copiar su modelo económico, no le importa que la inmensa mayoría del pueblo venezolano lo rechace de una manera tajante y explícita. Castro logró destruir la gran industria azucarera cubana, y Chávez parece decidido a hacerlo con la industria petrolera de Venezuela. En estas condiciones, un país cada vez más pobre,  imposible que pueda elevar el nivel de vida de las masas. Chávez pretende hacerle olvidar esto al pueblo venezolano. Se presenta como el único amigo de los pobres y como el implacable enemigo de los ricos,  la “oligarquía”. El problema, por supuesto, es que esos ricos son los empresarios, los creadores de riquezas y de empleos. Al pretender sustituirlos por el Estado, Chávez pone a Venezuela por el camino de Cuba, y de la miseria cubana. No hay que olvidar que, antes de Castro, Cuba era uno de los países más prósperos de América Latina y que hoy discute ser uno de los más pobres con Haití. ¿Cómo no van a rechazar ese modelo los venezolanos?

Chávez pretende representar la voluntad popular por el hecho de haber sido electo. Pero hay que tener cuidado con el concepto de democracia. Chávez pretende que el hecho de haber sido elegido le permite transformar la estructura misma del país. Esto es falso. Una mayoría no tiene derecho a hacer lo que le plazca. No tiene derecho, por ejemplo, a abusar de las minorías. Es muy importante que los poderes de la mayoría estén limitados. Un gobierno democrático es un gobierno elegido libremente por los ciudadanos porque una de las libertades individuales es la libertad de elegir el gobierno de su país. Ahora bien, hay otras libertades igualmente importantes. En definitiva, la autoridad de la mayoría se deriva de un acuerdo más amplio sobre principios comunes, los llamados “derechos humanos” de aceptación universal.

Ser libre es no hallarse sometido a la voluntad arbitraria de otro. Los socialistas, sin embargo, entienden por libertad “poder hacer lo que uno quiera”. Identificar la libertad con el poder, no obstante, conduce inevitablemente a identificar la libertad con la riqueza y, a su vez, permite identificar la lucha por la libertad con la lucha por la redistribución de la riqueza. Esta manipulación conceptual permite usar el concepto de “libertad” para destruir la libertad misma.

En estas últimas semanas antes de las elecciones, la oposición no puede limitarse a criticar al gobierno, es necesario movilizar a la población, sacar la gente a la calle para exigirle al gobierno que resuelva los problemas concretos que afectan a la gente. La oposición tiene que mantenerse a la ofensiva. Quisiera insistir en la conveniencia de que la oposición le informe al pueblo venezolano sobre la terrible situación en que vive el pueblo de Cuba. Es importante que la oposición utilice a los documentales, publicaciones y conferencias de intelectuales, artistas, deportistas y representantes de todos los sectores para que estos le expliquen al pueblo venezolano la realidad que se vive en la isla. Hay que trabajar para profundizar el rechazo popular al modelo que se le está imponiendo paulatinamente.

 

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