El ALCA y América LatinaJAMES GWARTNEY e IAN VASQUEZ
La respuesta es que hoy, más que nunca, el desarrollo económico depende de políticas e instituciones estables. Durante los últimos cinco años, hemos publicado anualmente un índice de libertad económica que clasifica a los países según su adhesión a los principios del libre mercado. Por ejemplo, tamaño reducido del estado, impuestos bajos, moneda estable, respeto a los derechos de propiedad y libre comercio. Nuestro Indice de libertad económica global: Informe anual 2001 presenta la clasificación de más de 120 países. El informe confirma la visión de Adam Smith de que socios comerciales, tanto en países ricos como pobres, son capaces de lograr un mayor nivel de ingresos aprovechando las ventajas de la especialización y la producción a gran escala. Es un hecho que las economías libres han crecido más rápido y han alcanzado un mayor nivel de ingresos que las economías menos libres. Este año se incluye también un índice más extenso para un grupo menor, compuesto por 58 países, para los cuales se pudo obtener gran cantidad de datos. Allí se incorporan diferencias en regulaciones, interferencias en los mercados que dificultan el libre acceso y la libre competencia. Nuevamente, Hong Kong es considerada la jurisdicción económica más libre del mundo, seguida por Singapur, Estados Unidos, Nueva Zelanda, el Reino Unido, Irlanda y Canadá. Chile, que empató en el puesto 16 con Alemania, fue el país latinoamericano mejor clasificado. Argentina ocupa el puesto número 30, México el 42 y Brasil el 55. Las economías de Venezuela, Ucrania y Rusia, fueron las menos libres de las 58 que se analizaron con detenimiento. El Indice facilita detectar los males que afectan a América Latina. Una importante falla son aquellos sistemas legales que no resguardan los derechos de propiedad o no respaldan el cumplimiento de contratos de manera imparcial, lo cual es fundamental para el progreso y la libertad económica. La libre competencia también es fundamental para el desarrollo económico, pero América Latina obtiene calificaciones bajas en estas áreas. Los siete países peor calificados, dada la baja efectividad de sus sistemas legales, son: El Salvador, Colombia, México, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Perú. En cuanto a competencia empresarial, seis países latinoamericanos se ubicaron entre los 10 peores: Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador, México y Venezuela. Dada las pésimas calificaciones de los países andinos, se comprende la inestabilidad que sufren. Perú adoptó medidas de libre mercado a principios de los años 90, al igual que en otros países privatizaron empresas, bajaron aranceles y se deshicieron de muchas restricciones a la inversión. Pero el sistema judicial peruano y el imperio de la ley se mantuvieron frágiles bajo Alberto Fujimori. Cuando Fujimori abandonó el Perú en medio de escándalos de corrupción, dejó atrás a una ciudadanía que erróneamente atribuye el mediocre desempeño de su economía a las reformas de mercado. Esto es especialmente desafortunado para un país que no tuvo ni tiene la estructura institucional capaz de sostener las reformas que se implementaron. Argentina ha avanzado parcialmente hacia la libertad económica. Al igual que Perú, el sistema político argentino perdió interés en la liberación económica a mediados de los 90. Su ambiente proclive a la regulación continúa desincentivando el crecimiento económico y la creación de empleos, conservando leyes laborales inspiradas en Mussolini, lo cual mantiene el desempleo alrededor del 15 por ciento. Sin embargo, la región está mejor posicionada hoy que durante los tiempos de las políticas de desarrollo ``hacia adentro'' que culminaron en los años 80. Así, entre 1987 y 1998, un crecimiento de 7 por ciento anual le permitió a Chile reducir la pobreza de 45 a 22 por ciento. El Area de Libre Comercio de las Américas proveería beneficios
indirectos que van más allá de los aumentos inmediatos en los niveles
de crecimiento y bienestar, ya que la apertura comercial encarece el
precio de políticas que generan inestabilidad. La apertura económica
atrae empresarios y capital de otros países con inflación, altos
niveles de impuestos y regulaciones. El ALCA no sólo aumentará la
competitividad de los mercados sino también la competitividad entre las
naciones, en beneficio de los pueblos.
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