En defensa del neoliberalismo

 

Ayn Rand y su filosofía para vivir en la Tierra

 

Ricardo Manuel Rojas

El 6 de marzo de 1982, día en que Ayn Rand falleció, el Los Angeles Times publicó en su editorial:

“Dentro de mil años se recordará un solo nombre del siglo XX por haber sido, en la forma más sorprendente y positiva posible, el único cerebro que tuvo un pensamiento filosófico original en este siglo: AYN RAND”.

La difusión de sus ideas en las dos décadas que siguieron a ese editorial, parece darle la razón.

Ayn Rand nació en San Petersburgo, Rusia, el 2 de febrero de 1905, en el seno de una familia judía de clase media. Abandonó su verdadero nombre, Alissa Rosenbaum, y adoptó aquel con el que luego se hiciera famosa para evitar represalias sobre su familia; que permaneció en la Rusia soviética. Rand experimentó la revolución comunista de 1917 en plena adolescencia, padeciendo en carne propia la opresión de un régimen que, en nombre del pueblo, organizó un sistema  tanto o más autoritario que el Zarista.

En 1924 se graduó en Filosofía y en Historia en la Universidad de San Petersburgo. Dos años más tarde logró emigrar a los Estados Unidos, donde la alojaron familiares que vivían en Chicago. Poco después se radicó en California. Alli comenzó a trabajar como extra de cine y ayudante de guionista. Conoció allí a Frank O’Connor, entonces actor principiante,  con quien se casó en 1929, en un matrimonio que duró hasta su fallecimiento.

Durante la década del ‘30 trabajó como guionista para Universal, Paramount y MGM, al tiempo que escribió algunos cuentos y su primera novela, We the Living (Los que vivimos), en la que contó las penurias de la vida en la Rusia bolchevique. La primera edición de esta novela, en 1934, chocó con la gran influencia de la intelectualidad socialista en los Estados Unidos, quienes la atacaron duramente y tendieron sobre ella un conspirativo manto de silencio.

Una década después de su publicación, durante el gobierno de Benito Mussolini, un grupo de jóvenes actores independientes italianos, entre los que se encontraban Alida Valli y Rossano Brazzi, filmaron una versión de esta novela para el cine titulada Noi Vivi. El gobierno fascista originalmente dió su autorización para que se filmara la película, entendiendo que era propaganda anti-comunista; pero al verla, los censores advirtieron que era un ataque contra cualquier régimen totalitario -incluso el fascista- y prohibieron su estreno.

Los originales del filme estuvieron arrumbados en los depósitos de la censura italiana hasta la década del '60, cuando con Ayn Rand como protagonista comenzó una batalla legal para recuperarlos. Luego de su recuperación, en la década de los '70, se lo restauró y subtituló en inglés con la supervisión de la autora en persona. Este proceso culminó hacia fines de los '80, cuando se estrenó en Hollywood la película original, hablada en italiano y subtitulada en inglés. En cuanto a la novela, recién en 1966, una vez superada la supremacía intelectual del socialismo en los Estados Unidos, la primera reimpresión alcanzó las 400.000 copias, y desde entonces se la ha traducido a muchos idiomas, incluyendo el español.

Hacia fines de los años '30 publicó, primero en Inglaterra y luego en Estados Unidos, una pequeña novela titulada Anthem (Himno). Se trata de una historia de ficción que transcurre en el futuro, en una época en la cual la sociedad ha perdido el uso de la palabra “yo”, y la larga y penosa lucha de un hombre por redescubrirla.

En 1943 publicó The Fountainhead (El Manantial), obra que lleva publicadas varios millones de copias en todo el mundo. En ella se cuenta la epopeya de un joven arquitecto que lucha por mantener sus valores en una sociedad regida por convencionalismos, al punto de destruir su propia obra cuando descubre que su proyecto original fue alterado unilateralmente por el constructor. Esta novela fue llevada al cine en el año siguiente, protagonizada por Gary Cooper y Patricia Neal. En Latinoamérica, el filme fue conocido con el nombre Uno contra todos.

Su obra cumbre fue publicada en la década siguiente, se tituló Atlas Shrugged, (La Rebelión de Atlas). En ella Ayn Rand bosquejó los principios de su escuela filosófica, el Objetivismo, o como a ella le gustaba denominarla familiarmente: “Una filosofía para vivir en la Tierra”.

Sobre el impacto que esta novela ha tenido en la sociedad norteamericana, tal vez sea ilustrativo recordar que varios años después de la muerte de Ayn Rand, el Círculo de Lectores y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos hizo una encuesta entre los lectores habituales, preguntándoles cuál era el libro que mayor influencia había tenido en sus vidas. Los dos más votados fueron La Biblia y Atlas Shrugged.

El impacto inicial que esta obra produjo, especialmente entre los jóvenes estudiantes universitarios, creó de inmediato un movimiento cultural alrededor suyo. A partir de entonces y sobre todo con el impulso del joven Nathaniel Branden -con quien vivió un apasionado affaire que finalizó en una terrible pelea-, se creó la corriente filosófica conocida como Objetivismo.

Durante los años 60’, Ayn Rand se dedicó a desgranar las ideas que había plasmado en The Fountainhead y Atlas Shrugged, y escribió muchos ensayos, luego agrupados en varios libros: The Virtue of Selfishness (La Virtud del Egoísmo), Capitalism: The Unknown Ideal (Capitalismo: El Ideal Desconocido), The Romantic Manifesto (El Manifiesto Romántico), Introduction to Objectivist Epistemology, Philosophy: Who needs it (Introducción a la Epistemología del Objetivismo, Filosofía: Quien la necesita), For The New Intellectual (Para el Nuevo Intelectual), The New Left: The Anti-Industrial Revolution (La Nueva Izquierda: La Revolución Anti-Industrial), The Voice of Reason (La Voz de la Razón).

También se publicaron, desde principios de los 60’, hasta los primeros años de los 70’, tres periódicos: The Ayn Rand Letter, The Objectivist y The Objectivist Newsletter, que contenían escritos de Ayn Rand y de varios de sus discípulos. Entre esos jóvenes seguidores que formaron parte de un grupo íntimo y selecto que jocosamente se auto-denominaba The collective, se puede rescatar a un hombre que luego tendría una responsabilidad notable en el mantenimiento de la estabilidad económica de los Estados Unidos: Alan Greenspan.

Durante los años 70’ y hasta su muerte en 1982, Ayn Rand continuó escribiendo, dando conferencias y participando en programas de radio, televisión y entrevistas periodísticas, acrecentando de esta forma su fama y formando a quienes luego serían sus discípulos.

Poco después de su muerte, su heredero intelectual y legal, Leonard Peikoff, creó el Ayn Rand Institute, que comenzó de inmediato sus actividades en el área de California. Algunos años más tarde, un segundo instituto se formó en la zona de New York, hoy conocido como The Objectivist Center, dirigido por David Kelley.

La obra de Ayn Rand ha ejercido tremenda influencia sobre intelectuales, políticos y artistas de todo el mundo. Hoy en día, en la mayor parte de las universidades norteamericanas se pueden encontrar grupos de discusión sobre las ideas de Ayn Rand. Sus libros se siguen vendiendo activamente aún en los lugares más insospechados.  En la Rusia post-soviética, por ejemplo, las ideas de Rand adquirieron tal vigor que durante el gobierno de Vladimir Putin se ha impuesto la lectura obligatoria de su obra en las escuelas secundarias como parte del programa de estudios.

El Objetivismo, según el primer artículo de Ayn Rand publicado en Los Angeles Times, el 17 de junio de 1962 puede definirse vinculando las ideas-fuerza de cinco ramas de la filosofía:

1. Metafísica: Realidad objetiva.

2. Epistemología: Razón
3. Etica: Interés propio.
4. Política: Capitalismo.
5. Estética: Romanticismo.