En defensa del neoliberalismo

 

Ayn Rand : el liberalismo libertario

 

 

Diana Duque Gómez

El  secreto  de la  felicidad es la libertad. El secreto de la libertad es el coraje. (Ayn Rand)

“Dentro del mil años se recordará un solo nombre del siglo XX por haber sido, en la forma más sorprendente y positiva posible, el único cerebro que tuvo un pensamiento filosófico original en este siglo: Ayn Rand”(1). Así se expresó Los Angeles Times en su editorial del 6 de marzo de 1982, día en que falleció la insigne pensadora.

Ayn Rand nació en San Petersburgo (Rusia) el 2 de febrero de 1905. Perteneció a una familia de clase media y su verdadero nombre era Alissa Zinovievna Rosenbaum. Durante la “revolución” bolchevique vivió en carne propia el totalitarismo soviético y estaba convencida de que el marxismo-leninismo destruiría a Rusia. Se graduó en filosofía e historia en la universidad de San Petersburgo en 1924. Dos años después logró salir del país rumbo a Estados Unidos y jamás regresó. Cambió su nombre por el de Ayn Rand para evitar represalias contra su familia que se había quedado en la Rusia estalinista. En Estados Unidos comenzó a trabajar como extra de cine y guionista. A partir de entonces escribió varias novelas que afectaron profundamente los círculos intelectuales de Estados Unidos.

A través de sus libros Ayn Rand elaboró una filosofía sistemática de la libertad individual y de los fundamentos éticos del capitalismo no monopolista. Toda la concepción liberal libertaria de nuestros días surge con Ayn Rand. Por ello la historia de Jerome Tuccille sobre el movimiento libertario de los sesenta se titula Usualmente Empieza con Ayn Rand. Como señala uno de los esbozos biográficos sobre ella, “Ayn Rand fue la única filósofa en toda la historia de la humanidad que defendió de una manera sistemática, lógica y por lo tanto contundente los derechos individuales y una enemiga implacable de aquellos que sacrifican la libertad del hombre a los caprichos de los políticos, los edictos de los burócratas y la envidia de los igualitaristas”(2).

Tal vez la novela más importante de Ayn Rand es La Rebelión de Atlas (1957). Sobre este libro de 1168 páginas Ricardo Manuel Rojas anotó: “Sobre el impacto que esta novela ha tenido en la sociedad norteamericana, tal vez sea ilustrativo recordar que varios años después de la muerte de Ayn Rand, el Círculo de Lectores y la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos hizo una encuesta entre los lectores habituales, preguntándoles cuál era el libro que mayor influencia había tenido en sus vidas. Los dos más votados fueron la Biblia y La Rebelión de Atlas”(3). En dicha obra, Ayn Rand sintetiza la premisa básica de su pensamiento: “El hombre (cada hombre) es un fin en sí mismo, no el medio para los fines de otros. Debe existir por su propio esfuerzo, sin sacrificarse a otros ni sacrificar a otros para sí mismo. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida”(4). Cabe acotar que entre los discípulos más cercanos de Ayn Rand se encontraba la persona que ha tenido la responsabilidad de mantener la estabilidad económica de Estados Unidos en los últimos años: Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal.

Ayn Rand es sin duda uno de los pilares del auténtico liberalismo en el siglo XX. Sin embargo, en países estatistas como Colombia –el mayor enemigo del estatismo es la libertad individual- ella y su obra son completamente desconocidas para las nuevas generaciones en todos los ámbitos, lo que incluye la universidad, la intelectualidad, la economía, la política y obviamente el Estado comunitario del gobierno de Uribe, un gobierno autocrático, consagrado a agigantar el poder expoliador y subyugador del Estado.

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NOTAS:

1. “Ayn Rand y su filosofía para vivir en la tierra”, www.neoliberalismo.com/aynrand.htm ; 2. www.epdlp.com/rand.htm; 3. Artículo citado; 4. Ayn Rand, La rebelión de Atlas. Editorial Grito Sagrado, Buenos Aires, 2003, pág. 1048.