En defensa del neoliberalismo

 

Buscar microbios en un pajar

 

Charles Krauthammer

Rolf Ekeus, es la demostración viviente de que no todos los inspectores de armas suecos son tontos.

Ekeus encabezó el equipo de inspecciones de Naciones Unidas que, entre 1991 y 1997, no solamente descubrió toneladas de armas químicas y biológicas en Irak sino también una masivo y secreto programa de armas nucleares. Esto después que otro sueco, Hans Blix, por aquel entonces director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, hubiera certificado que Saddam Hussein no tenía ningún programa nuclear. De hecho, Irak tenía hasta un puesto en la junta de gobernadores de la AIEA. 

Ekeus teoriza que Hussein decidió hace años que no era prudente almacenar gas mostaza ni otros venenos inestables y corrosivos en barriles, lo que también los hacía difíciles de esconder. Por consiguiente, en vez de almacenar grandes cantidades de armas de destrucción masiva, adoptaría un programa para mantener una infraestructura  (laboratorios, equipos, científicos entrenados, planes detallados) que pudieran "activarse" y ponerse en producción cuando fuera necesario. El modelo es la manufactura japonesa de "justo a tiempo”, donde uno ahorra en inventario fabricando y entregando la producción como respuesta inmediata a los pedidos. Excepto que el negocio de Hussein era de toxinas, no de Toyotas.

El informe provisional del jefe de inspectores de armas de Estados Unidos David Kay parece apoyar la hipótesis de Ekeus. Kay encontró infraestructura, pero todavía no ha encontrado el producto terminado.

Todavía, debemos subrayar. “Todavía no hemos llegado al punto en donde podemos decir definitivamente o que semejantes almacenes no existen o que existieron antes de la guerra, y nuestra única tarea es encontrar donde se han metido,” testimonió Kay la semana pasada.  

Estos son hechos, no palabrería. ¿Por qué lo sabemos? Porque la práctica de  Hussein era almacenar sus armas químicas sin marcarlas entre sus municiones convencionales, y apenas hemos comenzado a comprender la asombrosa escala que tenían los almacenes de municiones convencionales del dictador iraquí. Hussein dejó atrás 130 almacenes de municiones conocidos, muchos de los cuales tienen más de doble del tamaño de Manhattan. Imaginen lo que significa examinar "600,000 toneladas de obuses de artillería, cohetes, bombas de aviones, y otras municiones" – hileras e hileras que se extienden por un área del tamaño de un solo Manhattan – buscando barriles de armas químicas que no están marcadas.

Y hay 130 de estos depósitos. Hasta ahora, el equipo de Kay sólo  ha inspeccionado 10. La cuestión de si Hussein mantenía productos terminados todavía está abierta.  

Pero la cuestión de si todavía estaba en el negocio de las armas de destrucción masiva se halla definitivamente cerrada. "Hemos descubierto docenas de actividades de programas relacionados con las armas de destrucción masiva," testimonió Kay, "y significativas cantidades de equipos que Irak ocultó de Naciones Unidas durante las inspecciones que empezaron a fines del 2002" – es decir, ocultó del inepto  Hans Blix.

La lista de Kay es escalofriante. Incluye una red secreta de laboratorios y casas seguras dentro del Mukhabarat, el servicio de espionaje iraquí; bioorganismos mantenidos en las casas de los científicos, incluyendo una probeta de un cultivo vivo de la toxina del botulismo y mi favorito, "nuevas investigaciones sobre agentes aplicables de AB (armas biológicas) -, Brucela y la fiebre hemorrágica de Congo-Crimea, así como trabajos en curso sobre ricino y aflatoxina" – todo ello "no declarado a Naciones Unidas."

Yo he estudiado Medicina y nunca he oído hablar de la Fiebre Hemorrágica Congo-Crimea. No conozco ni un médico en cada 100 que haya oído hablar de ella. Es una rara enfermedad, y usted puede estar seguro de que Hussein no estaba buscando una cura.  

No estaba buscando el Nobel en fisiología (después de todo, Yasser Arafat ya  había ganando el Nobel de la paz). Estaba buscando una forma de convertir estos agentes en armas mortales. El hecho de que no los estaba almacenando solo es relevante a la cuestión de por qué ciertos informes de inteligencia de antes de la guerra estaban equivocados sobre el programa de armas de destrucción masiva iraquí. Pero no es relevante a la cuestión de si una guerra para prevenir su desarrollo de ADM estaba justificada.

El hecho de que Hussein pueda haber decidido pasar de almacenar a mantener instalaciones clandestinas de producción (pueda: recuerde, a Kay le quedan 120 almacenes por revisar) no significa que haya salido del negocio de las ADM. De otra forma, siguiendo esa misma lógica, uno tendría que decir que hasta el mismo momento en que suelden el plutonio de sus 8,000 varillas de combustible procesado a sus dispositivos nucleares, Corea del Norte no tiene ningún programa nuclear. 

Hussein simplemente estaba haciendo su programa de ADM más eficiente y fácil de ocultar. Su intención y capacidad no habían cambiado.

Por otra parte, para los que se preocupan por Naciones Unidas  (yo no, pero muchos críticos de la administración tiene una debilidad por las exquisiteces legales), la Resolución 1441, unánimemente aprobada por el Consejo de Seguridad, le ordenaba a Hussein dar un complete inventario de su programa de ADM y cooperar con los inspectores, y le advertía que no habría mas tolerancia para el ocultamiento o la obstrucción. El hallazgo de Kay de "docenas de actividades de programa vinculados con armas de destrucción masiva" escondidos de los inspectores de Naciones Unidas constituye una violación material irrefutable de la 1441 – y una completa y absoluta justificación de la decisión de Estados Unidos de desarmar a Saddam Hussein por la fuerza.

© 2003 The Washington Post Company
Traducido por AR