En defensa del neoliberalismo

 

El hombre del milenio

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ADOLFO RIVERO CARO


¿A quién considerar el hombre del milenio? Hace algunos meses, The Washington Post se decidia por Gengis Kahn. Obviamente, es una reverencia a la moda antioccidental del multiculturalismo. El hombre del milenio deba de pertenecer a la civilización más importante del milenio, y nadie puede discutir que esa civilización es la occidental ---la creadora de la sociedad de libre mercado, el mercado mundial, la ciencia moderna y la revolucion industrial. Es decir, del mundo moderno. Ahora bien, ¿qué país occidental ha encabezado este proceso? Parece indiscutible que ha sido Gran Bretaña.

Estados Unidos no es sino el gran heredero de sus tradiciones. Parece indicado entonces buscar la personalidad más importante del milenio en Gran Bretaña. No faltan candidatos. Guillermo el Conquistador creó Inglaterra, Enrique II definió su estructura legal, Isabel I dirigió el inicio del apogeo británico y Shakespeare fue un genio artístico sin paralelo. Con todo, el hombre del milenio no sólo deberia de tener excepcional importancia histórica sino ser, además, un ser humano de facultades prodigiosas. Es por eso que me inclino por Isaac Newton.

Newton fue, practicamente, el fundador de la ciencia moderna. Nacio en 1642, el mismo año en que murió Galileo, hijo póstumo de un pequeño granjero. No fue un estudiante distinguido. Sólo empezó a interesarse por la ciencia en la universidad de Cambridge. En 1665 cuando la plaga estaba asolando Londres, Newton, que tenía 23 años, se recluyó en una cabaña cerca de su pueblo natal. Fue allí que descubrió la ley de la gravitación universal, las leyes que rigen el recorrido de los planetas. Posteriormente inventó el cálculo diferencial e integral, descubrió la teoría de la propagación de las ondas y su aplicación para determinar la velocidad del sonido. Fue el fundador de la óptica al explicar la descomposición de la luz y formular la teoría del arcoiris. Pero no sólo fue un portentoso teórico sino también un experimentador excepcional. Inventó el telescopio de reflexión y el sextante. Sus descubrimientos fueron tantos y tan importantes que haría falta un libro para enumerarlos. Un eminente historiador de las matematicas estima que el mundo necesitó cincuenta años para poder asimilarlos. En 1684, Edmund Halley (el del cometa) casi tuvo que obligarlo a publicar sus descubrimientos. Fue así que , en 1687, apareció la famosa Principia Mathematica en la que expone las leytes de la gravitación universal y, en general, los fundamentos de la física clásica. Pierre Laplace, incapaz de elogiar a nadie, hizo una excepción con Newton y enumeró las causas que "siempre le asegurarán a la Principia su superioridad sobre todos los demás productos del genio humano.'' Otro genio matematico, Lagrange, describió la Principia como el mayor producto de la inteligencia humana, y dijo sentir vértigo ante el espectáculo de lo que era capaz la mente del hombre. En 1693, cuando tenía 50 años, Newton sufrió un colapso nervioso y no volvió a producir nada importante. Todos los historiadores estan de acuerdo en que su prodigioso intelecto nunca pudo recuperarse. Ya era considerado un monumento nacional y el hombre más famoso de su tiempo. Fue nombrado para altos cargos relacionados con la emision de moneda -que desempeñó con extraordinaria distinción. Jaime II le consiguio un puesto en el Parlamento y la reina Ana lo hizo caballero en 1705.

Con todo, en 1696, John Bernoulli (1654-1705) planteó dos problemas particularmente abstrusos a un distinguido grupo de matemáticos. Leibnitz (que no era precisamente tonto, había inventado el cálculo diferencia e integral por su propia cuenta) luchó seis meses con los problemas y resolvió el primero de ellos. Molesto y sospechando que el otro no tenía solución, sugirió que se los remitieran a Newton. Este recibió los problemas el 29 de enero de 1697 y, al otro día, ofreció la completa solución de ambos. En 1716 un grupo de perplejos matemáticos le preguntó si podía hallar la trayectoría ortogonal de una familia de curvas. El pobre Newton, que hacía años no se ocupaba de ningún cálculo, resolvió el problema en cinco horas y, de paso estableció los principios para encontrar las trayectorias.Cuando murió, en 1727, fue el primer cientifico en ser enterrado en la Abadia de Westminster.

Voltaire lo considero el hombre mas grande que haya existido. Jefferson tenia su retrato en su cuarto. Cuando Kant quiso elogiar a Rosseau dijo que debia considerarse como el Newton del mundo moral. Lagrange dijo que no sólo era el más famoso de los hombres sino tambien el más afortunado porque solo habia un sistema de leyes en la naturaleza, y él lo habia descubierto. Poetas como Pope y Woodsworth le dedicaron ditirambos.

Provocó tanto impacto en su época que los filósofos de la Ilustración lo idolizaron. Pensaban que podian abordar los problemas de la sociedad con el mismo metodo que Newton habia utilizado en la Fisica --ignorar la autoridad de la tradicion (Aristoteles), descubrir algunos principios basicos y razonar matematicamente a partir de los mismos. Estaban convencidos de que descubriendo las supuestas "leyes" de la sociedad, se podria conseguir sobre ella el mismo dominio que la ciencia estaba consiguiendo sobre la naturaleza, y eliminar así el hambre, la pobreza y la infelicidad. El socialismo se inspira en esa herencia filosófica de la Ilustracion. Pero las tradiciones no juegan en la sociedad el mismo papel que en la ciencia. En la ciencia pueden ser un lastre que paralice el desarrollo. En la sociedad representan un conocimiento precioso aunque de un tipo completamente distinto --una sabiduría cristalizada en invenciones colectivas como el lenguaje, el dinero, la moral o el mercado. En cualquier caso, todavia vivimos bajo los efectos del deslumbramiento provocado en el mundo por el genio de Newton. Buen candidato para el hombre del milenio.