En defensa del neoliberalismo
 

El timo de la objetividad

 

Adolfo Rivero Caro

Todos los medios de comunicación alegan ser neutrales y objetivos. No lo crea. La mayoría adolece de fuertes prejuicios izquierdizantes. Si quiere comprobarlo, observe su actitud hacia Israel. No pasa un día sin que recibamos noticias de que algún adolescente, niño o mujer palestina, generalmente embarazada, ha muerto a manos de soldados judíos. En aras de la ''objetividad'' esto se contrapone a los atentados terroristas que los árabes cometen en Israel. Pero esto no es objetividad, sino un timo.

Estados Unidos está elaborando diversos proyectos de invasión a Irak. Todos tienen como uno de sus principales objetivos evitar un largo y costoso combate urbano en Bagdad. Ese tipo de combate, sin embargo, es el que el ejército israelí tiene que estar librando constantemente. Los soldados judíos tienen que luchar contra terroristas que viven ocultos dentro de la población civil. A esos efectos, no vacilan en rodearse de mujeres y niños, a los que alientan a participar activamente en sus actividades. Es difícil concebir operación más peligrosa que la búsqueda y captura de esos revolucionarios ocultos en barrios enormes y pululantes. Es prácticamente imposible que no haya bajas civiles en esos combates urbanos. Para los israelíes, esas bajas son las consecuencias indeseadas de unas condiciones de lucha que les han sido impuestas.

La guerra que los árabes libran contra Israel es muy diferente. No es una guerra convencional. Es una guerra sucia, racial y de exterminio. Los terroristas árabes no atacan cuarteles ni combaten contra soldados, sino que ponen bombas en autobuses, en cines, en clubes nocturnos, en centros comerciales. Aquí no se trata de víctimas involuntarias. En esos lugares, su objetivo no puede ser otro que matar adolescentes, mujeres, niños y ancianos inocentes. Su objetivo es exterminar a la población, provocar el terror. Ahora bien, puede haber guerras justas pero no hay terrorismo justificado. Los soldados israelíes ni quieren, ni tienen porqué querer, bajas civiles inocentes. Los militantes árabes quieren bajas civiles inocentes porque éstas son instrumentos del terror. Pretender que ambos casos están al mismo nivel moral es aberrante e inaceptable. Y, sin embargo, eso es precisamente lo que hacen las agencias de prensa y las grandes cadenas mediáticas en aras de su izquierdismo anacrónico.

Siempre habrá bajas civiles en cualquier guerra convencional, lo único que cambia es la actitud de la prensa ante las mismas. La Alemania nazi fue devastada por implacables bombardeos. Sin embargo, se entendía, justamente, que estos sacrificios eran inevitables y que la mejor manera de acabar con las muertes era terminando lo más rápidamente posible con la guerra. No recuerdo fotos de mujeres ni de niños alemanes muertos en esos combates. En todo caso, la liberación de la Alemania nazi era un objetivo válido. Sobre aquellos sufrimientos de hace más de medio siglo se construyó una sociedad libre, próspera y democrática.

En el fondo, los que pretenden ''superar'' las normas culturales de una sociedad capitalista mediante una absurda objetividad ''multicultural'' son los viejos enemigos de la sociedad capitalista, los izquierdistas de siempre. Lo que sucede es que ya no está de moda pedir planificación y nacionalizaciones. Ahora los ''intelectuales'' de izquierda no critican el capitalismo, sino la civilización occidental y sus valores. En realidad, los únicos que critican la objetividad liberal son sus enemigos. Existe una agencia de noticias que pone la palabra ''terrorista'' entre comillas, y explica que los que algunos consideran como terroristas son considerados por otros como ''combatientes por la libertad''. Pero esta objetividad es un timo. Lo que esta agencia está poniendo en evidencia no es su objetividad, sino su izquierdismo.

Los enemigos de la sociedad abierta utilizan las libertades democráticas para destruirlas. Eso fue lo que hicieron Lenin y Hitler, Mussolini y Ho Chi Minh. Eso fue lo que hizo Fidel Castro y lo que está haciendo Hugo Chávez.

Esa es la tarea de la quintacolumna izquierdista en nuestras sociedades occidentales: criticar la democracia, atacar sus instituciones, socavar sus valores. En nuestras universidades no se critica el fundamentalismo islámico ni se organizan manifestaciones en contra de Saddam Hussein, que cuelga a sus opositores en ganchos de carnicero o los sumerge en piscinas de ácido. El odio y la cólera de los profesores, los artistas de Hollywood y los estudiantes anoréxicos se reserva contra el presidente Bush y la democracia americana. Todo lo que hace el gobierno de Estados Unidos es criticable. Si Estados Unidos defiende a Israel, es señal de que hay que apoyar a los terroristas palestinos. Es así que una prensa izquierdista pretende disfrazar su antiamericanismo (su anticapitalismo disfrazado) de multiculturalismo y de neutralidad ideológica.

La objetividad occidental es la objetividad liberal. Es la objetividad de los que creen que es útil, justo y conveniente discutir las distintas opiniones sobre cualquier problema. Pero ésta no es una posición universal ni mucho menos. Esta es la posición política y cultural de la democracia liberal. Es la posición política esencial de la sociedad capitalista. El capitalismo está basado en la libertad individual, en la libertad de elegir lo que nos brinda el mercado, sean productos o sean ideas. No es una posición por encima de las ideologías porque no puede haber posiciones ideológicas y culturales por encima de las culturas y las ideologías. Eso es tan absurdo como pretender pensar por encima del lenguaje. Por consiguiente, la objetividad no puede partir de la indiferencia o el rechazo de los valores de una sociedad abierta. No puede partir de negar los valores de la libertad individual, incluyendo el libre mercado. Nuestra objetividad tiene que partir de la defensa de esos valores puesto que son ellos los que permiten la existencia misma de una prensa libre. Lo demás no son sino trucos de enemigos solapados y de timadores ideológicos.