En defensa del neoliberalismo
 

Triste miseria de diarios cubanos

 

Editorial Diario Hoy, El Salvador

¿Qué pasará en nuestro país bajo un régimen comunista, con las actividades relacionadas con la publicidad?

El “gran diario cubano”, Gramma, publica diariamente ocho páginas en pésimo papel y con dos colores para sus titulares: negro y rojo. En ocasiones el periódico sale con más páginas para dar cabida al texto completo del último discurso del “máximo líder de la Revolución”, Fidel Castro. Gramma tiene pocas fotos, contadas con los dedos de las manos, ninguna clase de anuncios, escasas noticias internacionales, carece de páginas editoriales y nunca hace mención de grupos opositores al régimen, los que por lo general son perseguidos y encarcelados.

Ni Gramma, ni el otro “gran diario cubano”, Juventud Rebelde, tienen anuncios. No hay publicidad de ninguna clase, no hay clasificados, no hay suplementos especiales. No hay publicidad ni en los diarios cubanos, ni en la televisión cubana, ni en las radios cubanas. No la hay porque todo pertenece al Estado y los consumidores no tienen más remedio que comprar lo que hay, sin distingos de marca, o yendo a tiendas y almacenes donde les atiendan mejor o les ofrezcan opciones distintas. Se compra el pantalón que el régimen distribuye, no el que a uno le gusta, pues simplemente no hay otra clase de pantalón. Igual con los pocos discos musicales o electrodomésticos que allí se venden.

Siendo así, ¿qué pasó con los mercadólogos, los diseñadores, los publicistas, los bocetistas, los guionistas, los sonidistas, los dibujantes, los ejecutivos de cuenta, los contables, los cobradores, los mensajeros en Cuba? Apenas se iniciaba la televisión en la Cuba de los cincuenta, pero ya existían camarógrafos, actores, maquilladores, constructores de “sets”, reveladores de película, etc. ¿Qué fue de ellos?

¿Qué pasará en nuestro país bajo un régimen comunista, con las actividades relacionadas con la publicidad, como son impresores de folletos, empresas de serigrafía (estampados en vasos, camisetas y llaveros) las empresas de confección (para gorras, camisetas), los coordinadores de eventos y el personal auxiliar: fotógrafos, modelos, edecanes, los que sirven comidas y preparan cócteles y los que elaboran artículos promocionales?

A pararse en las aceras de hoteles

Es obvio que los hombres y jóvenes que laboran en publicidad podrán dedicar su inteligencia y esfuerzo a reactivar el sector agropecuario. Sólo la crianza de mulas y elaboración de carretas que propone el candidato Handal, representará muchos nuevos empleos. Y las mujeres, por su parte, podrán aprovechar las oportunidades que surgirán con una industria turística reactivada. Ambos, hombres y mujeres, van a trabajar al aire libre, en el campo y en las aceras frente a los hoteles.

El “Frente” no deja pasar oportunidad sin denunciar “los gastos de publicidad” del gobierno.

El problema es que no logran entender el papel que juega la publicidad en una economía moderna; la ven como una actividad parasitaria, como juzgan que parasitario es el comercio (los “intermediarios”), la banca independiente, los profesionales libres y los vendedores. Si Cuba es un paraíso sin ninguna de estas actividades, ¿por qué se han de tolerar en El Salvador? ¿Acaso no sería mejor, lo insinúan, evitarse el gasto en publicidad y pasar ese ahorro “al pueblo”?

Las ocho páginas de Gramma y Juventud Rebelde, también plantean su interrogante: ¿Qué va a ser de las miles de personas que ahora trabajan en los medios escritos? Ambos diarios pueden escribirse, elaborarse, imprimirse y distribuirse por unas cuarenta personas máximo. El resto a cortar caña y a prostituirse.