En defensa del neoliberalismo
 

Venezuela con mapa

 

Adolfo Rivero Caro

En su intervención del pasado 12 de noviembre en el teatro de la Academia Militar, Hugo Chávez hizo una detallada exposición sobre las proyecciones de la ''revolución bolivariana''. La intervención de Chávez pudiera ser útil para la oposición venezolana puesto que al explicar el mapa de acción revolucionario le está enseñando cuál pudiera ser el de la resistencia. Para esto, sin embargo, la oposición tendría que dejar atrás la problemática del referendo y decidirse, de una vez por todas, a librar una batalla política por las masas chavistas.

Al ubicar su proyecto revolucionario en el marco geopolítico, Chávez hizo un interesante análisis de la situación internacional. Obviamente, lo esencial de su visión es el antiamericanismo. Plantea que hay un eje Bogotá-Quito-Lima-La Paz-Santiago que es el ''dominado por el Pentágono'' y un eje Orinoco-Amazonas-Río de La Plata, es decir, Venezuela, Brasil, Argentina, que es revolucionario. Chávez le da mucha importancia a China y califica al embajador chino como un ''aliado'', un ''buen amigo, igual que el embajador de la India y de España''. No cabe duda de que, en la medida en que el antiamericanismo sea popular en Venezuela, estas ideas serán populares, inclusive dentro de la oposición, y será casi imposible rebatirlas efectivamente. Haría falta profundizar ideológicamente y detectar cuáles son las verdaderas causas del subdesarrollo del país. Esto ya ha sido hecho por un brillante venezolano, Carlos Rangel, en un libro clásico: Del buen salvaje al buen revolucionario. Ahí está, para el que quiera buscarla, la base ideológica para la lucha contra el chavismo.

Chávez insiste en que ''tenemos que demoler el viejo régimen a nivel ideológico'' y piensa convocar una gran reunión internacional de intelectuales en Caracas. Esto puede ser un gran congreso de ácida crítica a Estados Unidos y, por consiguiente, de apoyo a campeones del antiamericanismo como Chávez y Fidel Castro. Sin embargo, también pudiera ser una formidable oportunidad para demoler el proyecto revolucionario. ¿Podrán hacerlo los intelectuales antichavistas?

En su intervención, Chávez define 10 grandes objetivos estratégicos. Entre los mismos plantea que hay que involucrar a la sociedad venezolana en los valores de la honestidad y la ética y exige la mayor transparencia. Esto es excelente. La oposición puede cogerle la palabra. Hay que exigirle esa transparencia para denunciar la profunda corrupción del régimen. En este sentido, la oposición tiene que estar en un constante diálogo crítico, no con Chávez, sino con las masas chavistas.

Con los millones del boom petrolero, Chávez puede hacer grandes inversiones en la educación y la salud pública, áreas donde es relativamente fácil alcanzar progresos. Sobre todo, cuando se cuenta con la ayuda de los voluntarios cubanos. Esto es un punto importante porque hay áreas donde la crítica tiene que ser muy cuidadosa. Cuando un médico salva la vida de un niño, eso es un triunfo indiscutible. Y lo mismo sucede cuando un joven se alfabetiza. Es por eso que la oposición tiene que reconocer e inclusive apoyar cualquier labor positiva del gobierno. Es por eso que tiene que ser constructiva. De otra forma se condena a aparecer ante las masas chavistas como reaccionaria y obcecada. Ese apoyo crítico, donde y cuando sea pertinente, debe explicar los costos, insuficiencias y consecuencias a largo plazo de las políticas gubernamentales, y proponer alternativas.

Donde las concepciones de Chávez van a fracasar visible e inevitablemente en es el terreno de la economía.

En el recién publicado Indice de la Libertad Económica del 2005 de la Heritage Foundation, Venezuela es considerada una sociedad económicamente reprimida, en el lugar 146 entre 155 países. Cuba está en el 149 y Corea del Norte en el 155. Y, como es sabido, la libertad económica y la prosperidad están íntimamente vinculadas. Esto no es una especulación teórica, sino una realidad empírica. Es el talón de Aquiles del régimen. Venezuela nunca podrá desarrollarse bajo Chávez. Muy por el contrario, va a seguir empobreciéndose cada vez más. La gran tarea de la oposición es convencer a las masas chavistas de esa realidad. Paradójicamente, el mapa de Chávez pudiera servirle de ayuda.

Enero 7, 2005