En defensa del neoliberalismo
 

Discurso del senador Zell Miller
en la Convención Republicana

 

 

Desde la última vez que estuve en este lugar, ha nacido toda una nueva generación de la familia Miller: cuatro nietos. Ellos, junto con todos los otros miembros de nuestra familia, son las más preciosas posesiones que Shirley y yo tenemos.

Y yo sé que es así como ustedes sienten sobre sus propias familias.

Al igual que ustedes, pienso en su futuro, en las promesas y peligros que van a encontrar en la vida.

Al igual que ustedes, creo que los próximos cuatro años van a determinar en que tipo de mundo van a vivir.

Y, al igual que ustedes, me pregunto ¿cuál es el líder  que hoy tiene la visión, la voluntad y, sí, la entereza para proteger mejor a mi familia?

La clara respuesta a esa pregunta me ha puesto esta noche en esta sala junto con ustedes. Porque mi familia es más importante que mi partido.

Sólo hay un hombre al que estoy dispuesto a confiar su futuro, y el nombre de ese hombre es George W. Bush.

En el verano de 1940, yo era un niño de 8 años que vivía en un remoto valle de los Apalaches.

Nuestro país todavía no estaba en guerra pero hasta los niños sabían que había un loco del otro lado del océano que estaba dispuesto a matarnos si se le presentaba la oportunidad.

En su discurso de aquel verano, el presidente Roosevelt le dijo a la nación: “En cierto sentido, un gran peligro público ha puesto en suspenso todos los planes privados y todas las vidas privadas”.

En 1940,Wendell Wilkie era el candidato republicano.

Y no hay mejor ejemplo de alguien que puso en suspenso sus “planes privados” que este buen hombre.

Le dio a Roosevelt el apoyo crítico éste necesitaba para decretar un servicio militar obligatorio en tiempo de paz, una medida sumamente impopular en aquella época.

Y dejó bien claro que prefería perder las elecciones antes que hacer de la seguridad nacional un tema partidista de su campaña electoral.

Poco antes de su muerte, Wilkie le dijo a un amigo que si pudiera escribir su epitafio y tuviera escoger entre “aquí yace un presidente” que “aquí yace un uno que contribuyó a salvar la libertad”, él prefería este ultimo.

¿Dónde están hoy estos estadistas?

¿Dónde está el bipartidismo en este país cuando más lo necesitamos?

En estos momentos, mientras jóvenes americanos están muriendo en las arenas de Irak y en las montañas de Afganistán, nuestra nación está siendo desgarrada y debilitada por la obsesión demócrata de hacer perder a nuestro Comandante en Jefe.

¿Qué le ha pasado al partido en el que me he pasado la vida trabajando?

Yo puedo recordar cuando los demócratas creían que era el deber de Estados Unidos luchar por la libertad y contra las tiranías.

Fue el presidente demócrata Harry Truman el que sacó al Ejército Rojo de Irán, el que vino en ayuda de Grecia cuando los comunistas amenazaban con apoderarse de ella, y el que desafió el bloqueo soviético de Berlín Occidental con un puente aéreo de suministros que salvó la ciudad.

Una y otra vez en nuestra historia, a la hora de enfrentar un gran peligro, demócratas y republicanos han trabajado juntos para garantizar nuestra libertad. Pero hoy no es así.

Motivados más por políticas partidistas que por la seguridad nacional, los dirigentes demócratas de hoy ven a Estados Unidos como un ocupante no con un liberador.

Y nada irrita más a este viejo infante de Marina que alguien llame a las tropas americanas ocupantes y no libertadores.

Díganle eso a la mitad de Europa que que fue liberada porque Franklin Roosevelt dirigió un ejército de libertadores, no de ocupantes.

Díganle eso a Corea del Sur, que fue liberada porque Dwight Eisenhower comandaba un ejército de libertadores, no de ocupantes.

Díganle eso a los 500 millones de hombres, mujeres y niños que hoy son libres, desde el Báltico hasta Crimea, de Polonia hasta Siberia porque Ronald Reagan reconstruyó un ejército de libertadores, no de ocupantes.

Nunca en la historia del mundo ningún soldado ha sacrificado más por la libertad de totales extraños que los americanos. Y, nuestros soldados no sólo llevan la libertad al exterior sino que la preservan para nosotros aquí, en nuestro propio país.

Porque se ha dicho, con mucha verdad, que es el soldado, y no el reportero, el que nos ha dado la libertad de prensa.

Es el soldado, no el poeta, el que nos ha dado la libertad de palabra. Es el soldado, no el agitador, el que no has dado la libertad de protestar.

Es el soldado que saluda la bandera, que sirve bajo la bandera y cuyo cadáver es envuelto en la bandera el que le da al protestante el derecho de abusar y quemar esa bandera.

Nadie se debería atrever ni siquiera a pensar en ser Comandante en Jefe de este país si no cree con todo su corazón en que nuestros soldados son libertadores en el exterior y defensores de la libertad en nuestro propio país.

Pero no pierda su tiempo diciéndoles hoy eso a los dirigentes de mi partido. Según su monstruosa manera de pensar, Estados Unidos es el problema, no la solución.

Ellos no creen que haya ningún verdadero peligro en el mundo con excepción del que Estados Unidos traiga sobre si mismo debido a nuestra torpe y errónea política exterior.

No es su patriotismo sino su juicio lo que ha sido gravemente deficiente. Alegaban que el pacifismo de Carter llevaba a la paz.

Estaban equivocados.

Alegaban que los preparativos militares de Reagan llevarían a la guerra.

Estaban equivocados.

Y ninguna pareja ha estado más equivocada, más estridentemente y con mayor frecuencia que los dos senadores por Massachussets, Ted Kennedy y John Kerry.

Juntos, Kennedy y Kerry se han opuesto a las mismas armas que ganaron la Guerra Fría y que hoy están ganando la Guerra contra el Terrorismo.

Hacer la lista de todos los sistemas de armamentos que el senador Kerry ha tratado de impedir suena como un subastador vendiendo nuestra seguridad nacional, pero el pueblo americano necesita conocer la verdad.

El bombardero B-1, al que el senador Kerry se opuso, dejó caer el 40% de las bombas en los primeros seis meses de la operación Enduring Freedom.

El bombardero B-2, al que el senador Kerry se opuso, se utilizó contra los talibanes en Afganistán, y contra los puestos de mando de Saddam Hussein en Irak.

Los Tomcats F-14A, a los que el senador Kerry se opuso, derribaron los MIGs de Kadafi sobre el Golfo de Sidra. Los F-1 a los que el senador Kerry se opuso, lanzaron misiles contra Tora Bora.

El helicóptero Apache, al que el senador Kerry se opuso, liquidó los tanques de la Guardia Republicana en Kuwait en la Guerra del Golfo Pérsico. El F-1, al que el senador Kerry se opuso, voló sobre Washington y sobre Nueva York tras el 11 de septiembre.

Pudiera seguir y seguir: Contra el Misil Patriot que derribó los misiles Scud de Saddam Hussein sobre Israel; contra el crucero de defensa anti-aérea, contra la Iniciativa de Defensa Estratégica, contra el misil Tridente, contra, contra, contra.

¿Y este es el hombre que quiere ser el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos?

¿Fuerzas armadas con qué? ¿Con tiraflechas?

Veinte años de votaciones pueden decir mucho más sobre un hombre que veinte semanas de retórica de campaña.

Una campaña le dice a la gente lo que usted quiere que ellos piensen de usted. La forma en que uno vota le dice a la gente quien realmente es usted.

El senador Kerry ha dejado bien claro que sólo usaría la fuerza militar si esta fuera aprobada por Naciones Unidas.

Kerry dejaría que París decidiera cuando es que Estados Unidos necesita defenderse. Yo quiero que sea Bush el que decida.

John Kerry, que dice que no quiere exportar empleos, quiere exportar nuestra seguridad nacional.

Esa es la más peligrosa de las exportaciones. Este político quiere ser el líder del mundo libre.

¿Libre durante cuanto tiempo?

Durante más de 20 años, en cada uno de los grandes temas de la libertad y la seguridad, John Kerry ha estado equivocado. John Kerry ha estado más equivocado y ha sido más vacilante que ninguna otra figura política nacional. Como protestante contra la guerra, Kerry le echaba la culpa a nuestras fuerzas armadas.

Como senador, siempre ha votado para debilitar nuestras fuerzas armadas. Y nada muestra esto más triste y más claramente que cuando votó este año en contra del blindaje de protección para nuestras tropas que combaten en tierras lejanas.

George Bush comprende que necesitamos nuevas estrategias para confrontar las nuevas amenazas.

John Kerry quiere volver a pelear las guerras de ayer. George Bush cree que tenemos que pelear las guerras de hoy, y estar listos para las de mañana. George Bush está comprometido con darnos las fuerzas armadas que necesitamos para aplastar a los terroristas.

No importa en que hueco o se escondan o debajo de que piedra se arrastren.

George Bush quiere agarrar a los terroristas por la garganta y no soltarlos.

De John Kerry, sólo reciben un plato de papilla “si—no--quizás” que sólo alienta a nuestros enemigos y confunde a nuestros aliados.

Conocí a George Bush por primera vez cuando ambos éramos gobernadores. Yo admiro a este hombre.

Me conmueve el respeto que muestra por la Primera Dama, el franco cariño por sus padres y por sus hijas, el hecho de que no se avergüenza de creer que Estados Unidos no es indiferente a los ojos de Dios.

Yo puedo identificarme con quien es la misma persona el sábado por la noche que el domingo por la mañana.

No será el más pulido de los oradores pero es un hombre franco y decidido, y, de donde yo vengo, los hechos significan mucho más que las palabras.

Yo he tocado en la puerta del alma de este hombre, y he encontrado que hay alguien: un hombre temeroso de Dios con un buen corazón y una columna vertebral de acero.

El hombre en el que confío para proteger la más preciosa de mis posesiones: mi familia.

Estas elecciones van a cambiar para siempre el curso de la historia, y no de cualquier historia. La historia de nuestra familia.

La única interrogante es como. La respuesta está en cada uno de nosotros. Y, como muchas generaciones antes que nosotros, tenemos que duras decisiones que tomar.

En estos momentos, el mundo no se puede permitir una América indecisa. Una vacilante blandenguería pondría en peligro todo lo que nos importa en el mundo.

En esta hora de peligro, nuestro presidente ha tenido el valor de mostrarse firme y decidido. Y este demócrata se siente orgulloso de estar a su lado.

Gracias.

Que Dios bendiga a este gran país, y que Dios bendiga a George W. Bush.